En las calles y en al parecer insignificantes lugares han empezado a darse los grandes cambios. Quizás ninguneados o imperceptibles pero luego dieron inicios a "revoluciones" gastronómicas o musicales y por supuesto sociales.
Muchos analistas desdeñan las marchas del 2021 y 2022 -muchas poco concurridas- contra el chorocomunista Castillo pero olvidan que éstas lograron mantener la rebeldía y oposición contra un proyecto que buscaba destruir el Perú.
Sin embargo esta vez me referiré a dos sucesos que marcaron, en dos momentos y lugares diferentes, cambios trascendentales.
Quién iba a imaginar que un desconocido grupo que tocaba en bares de Liverpool y Hamburgo iba a transformar la música y ser quien encabezara las grandes nuevas tendencias. Ese grupo fue The Beatles. El grupo como tal duró juntos poco tiempo pero es eterno.
De igual manera las combinaciones -innimaginables- gastronómicas en las carretillas callejeras de Lima como el famoso "Siete Colores" dieron origen al plato hoy presente en todas las cartas, "los fetuccinis a la huancaína" o los humildes Anticuchos nacidos en esquinas.. y en fogones populares hoy sean parte de las mesas de restaurantes de prestigio.
Las fritangueras y cocineros populares jamás imaginaron que así sería como tampoco lo habrían hecho The Beatles cuando tocaban por unas cuantas libras y marcos.
Tomando como ejemplo estos casos de éxito el Perú y sus buenos ciudadanos, la verdadera Reserva Moral (no los éticos, transparentes ni los justos vivos) deberá recrear su Democracia, su Justicia y regresar por el camino que se truncó el 2011.
Hagamos lo que los comunistas hacen (pero para el mal). Al grito de "las calles y plazas son del pueblo" salgamos del marasmo y junto con la concientización en las redes sociales cambiemos nuestro destino.
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