Muchas veces hemos escrito sobre la necesidad de que se produzca un "shock moral" en nuestro Perú, sumido en la peor crisis de valores, situación que puede revertirse no en 5 o 10 años sino en mucho más. No es como una crisis económica como la de los años 80's cuyo rumbo se pudo cambiar en 5 años y echó las bases que aún resisten los embates de incapaces que desde el 2011 vienen destruyéndolas cual Atilas.
Nada se podrá hacer si desde los hogares y las escuelas se logra introducir el chip del cumplimiento de los deberes ciudadanos, de hacer las cosas honestamente y del respeto a los derechos de los demás. Es por ello que el comunismo busca destruir las familias y desde hace un buen tiempo se ha infiltrado en el magisterio para inocular el virus del odio mientras que el caviaraje promueve y difunde agendas perversas.
Sin embargo hay mucha gente buena y por ende valiosa que son los héroes anónimos que impiden que nuestra sociedad caiga al abismo. Me referiré a un caso que me ha tocado vivir en estos días y está referido a la labor de dos profesionales. Luis, previsor y diligente quien por propia iniciativa tomó una decisión que me ha permitido ahorrarme unos cobres, tan escasos hoy en día y paralelamente, Jorge quien pese a poder aprovecharse de la situación, me alertó que no estaba obligado a presentar un documento -exonerado gracias a Luis- por cuya elaboración él hubiera percibido un ingreso. Jorge optó por obrar bien antes que caminar por el camino torcido.
Como ellos hay muchos buenos profesionales, no solo por la calidad de su trabajo sino por la firmeza de sus valores, los que yo mismo comparto y reforzé cuando llevé en la universidad el curso "Deontología Profesional" con el recordado sacerdote Eduardo Schmidt. Cuanta falta hace decenas de profesores como él y sobre todo alumnos que recuerden que los casos teóricos no lo eran tal sino situaciones que años más tarde tendríamos que afrontar, como la afrontó mi gran amigo Martín cuando supo decir "no" a una pretención corrupta y renunciar a una situación expectante en vez de ser cómplice de delincuentes de "cuello y corbata".
Hoy necesitamos muchos Luis, Jorge y Martín no solo en la actividad pública sino en la privada o acaso los más grandes corruptores en el caso Lava Jato no son "privados". ¿Cuántos de éstos no habrían llevado Deontología Profesional pero a la hora de la hora, cayeron en las garras de la corrupción y del delito?
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