Por muchos años una empresa fue parte de nuestras mesas; ella era Nicolini Hermanos cuyo slogan era "Es de la Familia".
Para quienes tuvimos la suerte de pasar por sus oficinas, la recordamos con la cariño, a Don Chicho, a Don Jorge, a Don Manuel Alvarez, a mis amigos Jaime Cruzado -mi maestro-, a César Ossio y Don José Quiñónez, al señor Correa, el edificio de la Avenida Argentina 215, sus almuerzos y tantos detalles más.
Pasó el tiempo y los hermanos Nicolini decidieron vender la empresa. Todos los trabajadores eran necesarios pero los únicos imprescindibles eran los que "la ponían'. Hoy queda la marca, los recuerdos de esa gran empresa y el mítico libro de recetas "Qué cocinaré".
Una empresa como Nicolini es sin duda Redondos que ha cumplido 50 años y sigue el legado del gran empresario Julio Favre, ejemplo para aquellos que arriaron banderas ante el comunista Castillo. Favre era de otra estirpe le hizo frente al dictador Velasco y a los terroristas.
Como ellos hay muchas empresas peruanas que fueron fundadas y con el paso del tiempo fueron compradas como D'Onofrio, Lindley, Gloria, Laive y tantas otras. Las marcas subsisten y la calidad también.
Con el paso del tiempo otras desaparecieron como la mencionada Nicolini y hay otras que continúan a través de los herederos de los dueños iniciales como es el caso de siete famosos lugares de nuestro Centro Histórico: Cordano, Carbone, Quierolo, Panadería San Martín, Panadería Los Huérfanos, el bar del Hotel Bolívar y el Dominó.
Pasó el tiempo y siguen vigentes pese a todo. Un ejemplo de perseverancia y de esa impronta que solo tienen aquellos que arriesgan y son ganadores.
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