UN SHOCK DE ESPERANZA

 

Estamos ad portas de concluir el primer semestre de este año  2024 con la noticia de la migración de miles de peruanos buscando un mejor destino. Quedan lejos los años en los que muchos regresaban o pensaban hacerlo debido a los innegables avances en el Perú. Millones dejaban la pobreza, renacía la clase media, obteníamos el Grado de Inversión. Soñábamos con ser un país viable.

Atrás habían quedado los años 80's, años de terrorismo e hiperinflación, derrotados por el gobierno del Presidente Fujimori. Los presidentes Toledo y García cosecharon lo sembrado en los 90's.

Lamentablemente nos olvidamos de derrotar ideológica y políticamente al comunismo terrorista, permitimos el crecimiento del caviaraje cómplice de éste y a su vez depredador de los recursos públicos (vía sus oeneges). La prédica del odio y mentiras usó todos los medios (comisiones de "la verdad", "investigatorias" y por cierto asesorías y cosas consultorías) para atornillarse en el poder.

Recuerdo mucho el 28 de julio del 2011 cuando unos amigos italianos me preguntaron mi opinión de lo que se avizoraba con la toma de mando del autodenominado "cobrizo nacionalista". Mis amigos esperaban que "llorara de emoción porque venía el gran cambio pletórico de reivindicaciones". Sin embargo desgraciadamente no me equivoqué al decirles que "era un día aciago para el Perú".

Aquel día fue el punto de inflexión, el retorno de la desesperanza, incapacidad y la continuación de un mal endémico en nuestro país, la corrupción.

Han pasado casi 13 años de un acelerado retroceso en todos los aspectos. Repetimos una y otra vez qué falta y qué debemos hacer pero no damos el golpe de timón.

Estamos otra vez al pie de precipicio. Los miles de peruanos de todas las edades y condición social que se han ido no están locos; simplemente no ven futuro.

Es hora que los que pretenden gobernarnos nos digan ya no solo qué harán para revertir está crisis sino cómo y con qué equipo  lo harán.

El Perú necesita un shock de esperanza pero en el entendido que primero tendremos que hacer sacrificios, tal como lo entendieron los argentinos tras el ascenso de Milei.