El día de ayer escribimos sobre los días previos al fatídico 6 de junio del 2021. Hoy recordamos los días posteriores hasta el 7 de diciembre del 2022.
Fui parte de ese ejército de demócratas que tratamos infructuosamente de parar el fraude que se había anunciado pero que por la ineficiencia de los encargados de velar el voto en las mesas de sufragio y por otro lado, por el tinglado armado desde la RENIEC, ONPE y Jurado Nacional de Elecciones, finalmente el 20 de julio del 2021, cuarenticuatro días después de la segunda vuelta, el JNE proclamó "ganador" al filosenderista Pedro Castillo.
Pese a las muchas evidencias, las autoridades electorales invalidaron una tras otra y también impidieron que se mostrara el registro de firmas y huellas de los votantes. Cientos de fallecidos y votantes fantasmas "participaron" aquel 6 de junio del 2021.
No solo eso, se constató la existencia de decenas de actas electorales con resultados increíbles (sin votos a favor de la candidata Fujimori) y llenadas con una misma grafía.
Pese a todo esto, el candidato que había ofrecido que "no habría más pobres en un país rico" logró hacerse del poder para robar y destruirlo.
Con la complicidad y apoyo de decenas de felones y aprovechadores empezó un camino que desde un inicio estuvo lleno de hedor. No faltaron militares en situación de retiro que se unieron al proyecto cleptocomunista.
Cómo olvidar "las visitas" a la casa de Pasaje Sarratea en el distrito de Breña. Desde un inicio de habló de "un gabinete en la sombra" mientras decenas de corruptos e incapaces fungieron ser "ministros". Los ministerios de Transportes y Comunicaciones y Vivienda y Construcción se convirtieron en nidos de rateros. El primer caso fue el llamado "Puente Tarata".
Los próceres y precursores de la Independencia sufrieron la peor de las afrentas al juramentar Castillo justo el día que se celebraba el Bicentenario de la culminación de sus esfuerzos.
Lo que siguió a esta fecha fue un sinnúmero de raterías en complicidad de hasta arzobispos de la Iglesia Católica, quienes hasta días antes de la caída del régimen filosenderista lo apoyaron. El Monseñor Cabrejos recibió a Castillo y al agitador Torres en la sede de la Comisión Episcopal Peruana. Otra afrenta más a nuestra Fe.
No olvidemos el pobre papel de ciertos periodistas que fueron a Palacio de Gobierno a agachar la cerviz cuando ya se tenía certeza del grado de corrupción que había en todas las instancias de gobierno, al punto que un fiscal encontró un fajo de dólares (producto de una coima) en un baño de una oficins contigua a Palacio de Gobierno.
Desde Castillo hasta el último pinche se encargaron de saquear el erario nacional y en vez de cumplir de hacer del Perú un país próspero y soberano lo entregó a las manos de cubanos, bolivianos y malandrines de todo tipo. Los robos fueron de todo calibre hasta en las compras de papel higiénico, de los que se beneficiaron su esposa, su parentela y por cierto sus compañeros de ruta.
Por cierto solo Castillo y su "primera ministra" purgan cárcel. Decenas se convirtieron en "colaboradores eficaces" y hoy siguen usufructuando el fruto de sus robos.
El país a la par de ser saqueado fue entregado también al senderismo en sus diversas máscaras como "un sindicato de maestros". El Ministerio del Interior (Dirección de Gobierno Interior) se convirtió en reclutador de prefectos y gobernadores para organizar y movilizar la maquinaria subversiva. Los llamados "gabinetes descentralizados" fueron parte de ella con la cual esparcieron odio. ¿Olvidamos la participación de la hoy Presidente cantando Falsía en Huancayo?
Pese a todo y con el viento en contra, la Divina Providencia obró -tal como me lo había dicho mi amigo Sergio- y un 7 de diciembre del 2022 acabó la pesadilla de Castillo y sus cómplices pero hoy continúa en su versión 2.0 con la participación de vizcarristas, un sector de la caviarada y de decenas de aventureros dinistas y neodinistas que con el pretexto de "salvaguardar la institucionalidad" le dan soporte a un "gobierno" incapaz y corrupto.
Finalmente no olvidemos a quienes mantuvieron la llama de la libertad en las calles, a los que no arriaron banderas ni traicionaron sus principios.
Sin embargo hoy muchos de ellos sostienen a Boluarte. Esto tiene que acabar!
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