En plena crisis de los años 80's el historiador Pablo Macera acuñó una de sus célebres frases, "el Perú es un burdel" refiriéndose al caos que vivíamos. Tiempo después alguien corregiría a Macera diciendo que ello no era así porque justamente lo opuesto al desorden era el aparente "orden" que reinaba en un lugar como un burdel.
Por cierto que ese orden era algo impuesto donde reina casi una esclavitud moderna, en la que las prostitutas ejercen "el oficio más antiguo del mundo" sometidas a presiones y a obligaciones "aceptadas" porque si no las cumplen están expuestas a una serie de consecuencias.
Mucha gente y el propio Estado acepta la existencia de prostíbulos supervisados en relación a su situación sanitaria y la existencia de un mínimo "orden" diciendo hipócritamente que es "mal necesario", legalizando la prostitución pero dice combatir el proxenetismo, hoy llamado también trata de personas así como la prostitución clandestina por atentar contra la salud y orden públicos. Por cierto que se olvida que la prostitución y el proxenetismo son cara y sello de una misma moneda, fabricada con mucho dolor y desgracias personales.
Sin embargo el tema de hoy no es el del preámbulo sino cómo se concibia lo que se vivía en el Perú y cómo se aceptaba un orden inmoral e ilegítimo pero "legal".
Hoy estamos en las mismas que en los años 80's y como vivimos en un país donde llueve "hacia arriba", ese orden es de nuevo "aceptado" porque sino -según algunos- termina de destruirse la institucionalidad y finalmente la Democracia. No importa la incapacidad y anomia, ello "es preferible" a la victoria completa del caviaraje. Es preferible esto a combatirlo frontalmente aunque vivamos "un chongo' (un sinónimo de replana usado para referirse a un burdel), aunque está vez no haya "orden'" alguno.
Hoy vivimos una toma de una Fiscalía politizada, al servicio no de la justicia y que "investiga" en vez de la Policía pero libera delincuentes detenidos en flagrancia y que son devueltos a la calle "por falta de pruebas". Sin embargo esos mismos fiscales opinan como "rock stars" y hacen patéticos llamados contra el respeto a la Constitución, tratando de enmendar la plana al Congreso de la República, con la complicidad de una junta vizcarrista y la inacción del Tribunal Constitucional y de una inútil Defensoría del Pueblo (¿de cuál?).
En este "chongo" no se vislumbra salida alguna. El propio Congreso sin hacer grandes esfuerzos está completamente deslegitimado por la ciudadanía y hasta las salidas extra institucionales como antaño son inviables.
Entre tanto diversos aventureros se presentan como "salvadores" y hasta un drogadicto asesino de policías pretende ser "presidente".
¿Qué nos espera?
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