sábado, 27 de enero de 2024

34 AÑOS

 


Hace 34 años llegué por primera vez a Alemania para llevar a cabo un entrenamiento en el reconocido Dresdner Bank, uno de los más importantes bancos alemanes y por cierto europeos.

El viaje había empezada el día anterior partiendo de Lima hasta Luxemburgo. El 27 de enero llegué a Luxemburgo tras tres paradas y en su Estación Central tomé un tren a las 6 pm,  tres horas después llegaba puntualmente a la Estación Central de Frankfurt.

La puntualidad fue lo primero que me llamó la atención y luego la seguridad, incluso a altos horas de la noche en las que caminé por una zona considerada "algo movida".

45 años después de concluida la Segunda Guerra Mundial, Alemania era otra vez un país desarrollado, pero en aquel año -pocos meses después de la caída del Muro de Berlín- sombras y preocupaciones volvían a caer sobre este país. Años después todo ello se disipó y la Reunificación es una exitosa realidad.

Mi estadía estuvo llena de aprendizajes y experiencias de vida. Los alemanes no eran el pueblo distante y frío que se decía. Conocí mucha gente y estuve por muchos lugares y siempre tuve buenos recuerdoss, gracias a mis conocimientos del idioma -adquiridos a través de mis clases en el Goethe Institut- y mi facilidad para interrelacionarme con otras personas. Además debo señalar lo valioso que fue asociarme a una organización llamada Servas, cuya representante en el Perú era mi profesora María Angélica Sueyras.

Muchas de las cosas que vi y experimenté eran novedosas. Recuerden que en aquella época no había la facilidad para obtener información como hoy sucede. 

Me adapté rápidamente a un país donde las normas se cumplían, en lo más mínimo como cruzar las pistas solo por pasos peatonales y también en momentos em los que los valores aprendidos en casa y en la escuela fueron puestos a prueba. Comprendí entonces que ser cumplidor de las leyes, las normas y los valores siempre revierten positivamente aún en el corto plazo.

Muchas cosas me llamaron la atención, pero lo que más me impresionó fue el respeto por la palabra empeñada, que se mostraba en algo tan simple como llegar a la hora prevista en una cita cualquiera pactada con anticipación.

Sobre las ciudades y experiencias de viaje he escrito en otro momento. Quizás las resumiré en lo vivido en las ciudades donde más tiempo estuve como Freiburg, Frankfurt, Hamburg y Berlín y por cierto en sus salchichas, cervezas, panes y su gente.

Hoy justamente conversaba con un joven que estaba planeando irse a Europa. Lo primero que le recomendé -apelando a mis experiencias- es que vaya cumpliendo la ley, sabiendo el idioma  del lugar de destino y que se informara al detalle de las costumbres de ese país. Es cierto que una cosa es el aprestamiento previo y otra ya la experiencia de la vida diaria; pero con lo primero uno ya parte con ventaja.

Pasó el tiempo y todo quedó grabado en el más poderoso "disco duro" jamás construido, nuestro cerebro cuyos archivos, fotos y videos fueron producidos con nuestros ojos y espíritu. Pasará el tiempo y nada de ello dejaré de recordar.


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