El día de ayer el diario Expreso citando a varias figuras políticas volvió a poner en cuestión la posibilidad de llevar a cabo un adelanto de elecciones este 2024.
Concordamos que el choque de poderes está llevando al despeñadero a nuestra frágil Democracia, mas la actual alianza de intereses entre la Presidente Boluarte y el Congreso hacen inviable una salida que implique adelantar el cronograma electoral.
Ni la Presidente Boluarte tiene visos de renunciar ni el Congreso de vacarla. Ambos se necesitan para sobrevivir hasta el 2026. Entonces, ¿qué podría detonar un adelanto de elecciones? La aparición de una figura creíble, honesta y que "venda" un futuro mejor podría hacer que la ciudadanía movilizada obligue a un adelanto de elecciones. Pero cuidado con las algaradas y golpes de masas o cantos de sirena del caviaraje que apuntan al mismo objetivo pero con intereses diversos.
Desgraciádamente "la reforma política" del vizcarrismo ha ocasionado que existan más de 25 cascarones (o más) y una serie de aventureros que buscan engañar una vez a la ciudadanía. De darse unas elecciones con la presencia de estos grupos, se tendrá que obligar que sólo sobrevivan y tengan presencia en el Congreso aquellos que logren un mínimo de votación (¿7.5 %?). No hacerlo ocasionaría un fraccionamiento inmanejable en el Congreso y una dispersión del voto para elegir a la fórmula presidencial que haría que quienes accedan a una Segunda Vuelta lo hagan con porcentajes ínfimos.
¿Estarán dispuestos a deponer sus intereses tanto Boluarte como los congresistas? Eso está por verse. Entre tanto pocos miran con cordura el panorama, entre ellos el congresista Fernando Rospigliosi quien ya ha adelantado que ve difícil que se llegue al 2026 en las actuales circunstancias.
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