¿INFORMALES O ILEGALES?

 

Tras la gran crisis de los años 80's la informalidad creció y se constituyó en un colchón para frenar la falta de empleo y para buscar una fuente de ingreso.

En esos momentos se hablaba de informales mas no de ilegales aunque en el sentido estricto lo eran. Estar al margen de la ley te hace de hecho ilegal.

El costo de la profundización del mencionado fenómeno tiene un severo impacto no solo económico sino social. Los costos son evidentes. El Estado tiene menor recaudación fiscal pero igual tiene que atender las necesidades de salud, educación justicia, seguridad y otros de quienes tributan y de los que no. El resultado es evidente. Servicios de baja calidad, una cobertura deficitaria y un Estado que hace cumplir la ley a solo un 20% de la población.

¿Qué sucedería sin esos informales? ¿Cómo procurarían sus ingresos ese casi 80% de la población? Las pregunta son válidas y requieren una respuesta no solo económica; sin embargo no olvidemos que éstos son parte de un engranaje que se mueve a gran escala como son el contrabando, la falsificación, la minería y la tala ilegales. Todos ellos están entrelazados y son parte del circuito financiero de los recursos del narcotráfico, corrupción, trata de personas y otros abiertamente delictivos.

El Perú requiere no sólo un reseteo económico, político y social; sino sobre todo moral.

Es cierto que las actividades informales son inmensamente lucrativas pero es imperativo que se formalicen y que las actividades abiertamente ilegales sean combatidas. Uno y otro se debe llevar a cabo para que el Perú sea viable en el largo (y por qué no en el mediano) plazo.