martes, 7 de mayo de 2024

100 AÑOS DE FRATERNIDAD

 


Hoy muchos peruanos, apristas y quiénes miramos el acontecer de la política celebramos que un partido político cumpla su primer centenario.

Nació como un sueño de alcance continental, cómo Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) y seis años después se funda el Partido Aprista Peruano.  Como un movimiento de corte revolucionario tuvo como objetivo el cambio incluso apelando a la violencia, lo que implicó rivalidades, odio, persecución y muertes.

Como toda obra humana tuvo aciertos y deméritos. El gran legado del partido de Victor Raúl Haya de la Torre fueron sus reflexiones y su monumental obra compilada y que constituye un aporte al pensamiento político peruano. 

Anteriormente ya hemos escrito sobre su historia, sus avatares, victorias y derrotas. Por muchos años hubo un antiaprismo irracional y ello hizo que sus militantes pasaran a la clandestinidad, fueran perseguidos, encarcelados y murieron por una causa en la que creyeron y por la que lucharon. Un día como hoy ellos deben ser recordados, junto sus líderes históricos Víctor Raúl, Seoane, Prialé, Villanueva, Townsend, Arévalo, Barreto, Heysen, Agust8n Msntilla y tantos otros, los que siguieron sus pasos como Del Castillo, Mulder, mi amiga Nidia Vílchez y su padre Abdón y por supuesto su gran líder y dos veces Presidente Constitucional Alan García.

A todos ellos se suman quiénes hoy tienen la enorme tarea de llevar al aprismo más allá del Centenario, mi amigo Enrique Valderrama, Renzo Ibáñez, Carla García y otros.

Hoy recordamos al APRA como institución que existía en los lugares más recónditos junto a la Iglesia, el Municipio y la Comisaría. Al partido que enarbola la Justicia Social, el Pan con Libertad.

A través de estas líneas rindo homenaje al simpatizante anónimo en el recuerdo de Don Roberto Camacho, padre de mis hermanos Martín Roberto y Rossana, quien desde el Cielo seguro debe celebrar este día. Lo recuerdo como defensor férreo de sus ideas.

En el APRA hay que destacar su disciplina, su fraternidad, su lealtad, su trabajo social y formación de cuadros desde niños.

Una vez recibí una invitación para ir al Comité de La Victoria y comprobé que el aprismo más  que una ideología es casi "una religión", con cantos, lemas, recuerdos al Jefe y "verdades sin dudas". Se nace Aprista, se transmitió por generaciones y pocos dejaron de serlo. Quizás algunos ya no lo sean orgánicamente pero su impronta nunca se borrará.

Finalmente, un abrazo a los apristas y los cercanos. Feliz Centenario.

El APRA NUNCA MUERE!














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