En estos días ha surgido toda una polémica tras la entrevista del periodista Francisco de Piérola al director cinematográfico Joel Calero de la película "la piel más temida", la misma que vuelve a poner en tapete el uso de recursos públicos para producir películas con mensajes asolapados sobre lo que el caviaraje llama "conflicto armado interno".
El tema aquí es cómo se usa dinero de todos los peruanos para financiar a un sector minoritario que manipula "el arte" para llevar a cabo la batalla cultural.
No es solo una película ni es "un sencillo". Sería bueno que el Congreso llame a la Ministra de Cultura para que dé cuenta de cómo se distribuyen los recursos y qué criterios se usan para asignarlos.
Cabe señalar que Calero también dirigió al menos otra película del mismo corte apologético -la última tarde- en la cual el uso del lenguaje en los diálogos no dejan duda de sus intenciones.
Frente a ello, vale la pregunta que se hace el periodista César Rojas respecto a por qué desde la otra orilla mayoritaria de la opinión pública no se financia películas de distinto corte que sean una respuesta a la propaganda del caviaraje. Su preocupación es válida pero no olvidemos que la cuestión aquí es el uso y abuso de recursos públicos para promover mensajes de posiciones de sectores que están en contra del Estado.
Respecto a lo que podrían argüir algunos en relación a "los premios ganados" por estas películas, no olvidemos la posición-por lo menos "naif"- de algunos concursos organizados por países que comulgan con ciertas ideas como llamar "beligerantes o rebeldes" a terroristas o "conflicto armado interno" al proceso terrorista que sufrimos desde 1980.
Finalmente, reiteramos la validez y certeza de lo dicho por el periodista Rojas, relievando lo hecho por el diarios Expreso y promovido por PBO RADIO, al publicar en cómics la historia del grandioso Operativo Chavín de Huántar. ¿Cuánto más falta hacer, habiendo tantos sucesos, temas y personajes que podrían servir para crear contenidos audiovisuales? ¿Le interesará ello a los burócratas del Ministerio de Cultura?
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