Ayer el diario Expreso dió a conocer la encuesta más reciente sobre la paupérrima aceptación de la labor de la Presidente Boluarte (solo 5%) y lo que es peor, el 87% exige su renuncia. Entonces vemos que solo 8% pese a "jalarla" opta por apoyar su continuidad aduciendo (quizás) que hay que apoyar "la institucionalidad". Pregunto, ¿cuál? ¿La del reino de la incapacidad y corrupción?
Algún bien intencionado (o quizás no) señala que esta situación es producto "del odio" diseminado por algunos interesados y que "deberíamos explicar" a ese 87% que hay que aguantar hasta el 2026 "por el bien del Perú". ¿Del Perú o de algunos bolsillos?
Sin embargo la cosa no solo pinta mal para Boluarte sino para un mediocre Presidente del Congreso y para un Sistema de Justicia. ¿Odio? No, definitivamente. Es la respuesta a una realidad que golpea a millones de peruanos y que es "castigada" no solo internamente sino desde afuera (ojo con el Grado de Inversión) por más que algunos pocos digan que estamos camino a mejorar y que la crisis que vivimos es una ilusión y que quiénes alzamos la voz solo "quejosos o cómplices de un golpe caviar"
Por ahora no es nuestra intención apoyar a alguien en particular como "reclama" alguna amistad ("danos alternativas"). Sin embargo el camino está claro. Boluarte y el Congreso ya aterrizaron en la sima y solo les queda dar un paso al costado, de manera ordenada y excepcional. Que no nos vengan a decir algunos que eso "no es bueno o constitucional". Continuar hasta el 2026 con esta "institucionalidad" solo traerá más pobreza y arrasará con lo poco que queda de Democracia.
Boluarte ya debe escuchar al Soberano y dedicarse a realizar algunas cirugías pendientes pero con su plata y a la par rendir cuentas a la Justicia. El Congreso ordenar la casa (nuevas autoridades electorales y desaparecer la JNJ) y para ello se requiere que algún justo se haga cargo de la Presidencia Transitoria de la República y otro del Congreso. El congresista Soto que regrese a su curul, que ya es bastante.
Lo dijimos desde un inicio. Nuevas elecciones con una revisión de la norma que ha dado "luz verde" a más de treinta "partidos". Es un imperativo que debió hacerse el 2018 como planteara el entonces congresista Vitocho García Belaúnde y que cuyo llamado desgraciadamente no fue escuchado. Hoy debemos "tirar los dados" de nuevo, para pena de "los dinistas".
Después de la sima, ya no hay más fondo.
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