Una de las razones o pretextos para sostener al gobierno incapaz de Dina Boluarte es preservar la institucionalidad, pero ¿está sucediendo esto realmente? Dicen que se está combatiendo la perniciosa influencia del caviaraje pero nada nos hace pensar que esté pasando ello.
Tenemos gente encarcelada como Toledo y Castillo pero nada muestra un avance de la justicia. Hay jueces prevaricadores que fallan atentando contra el Congreso de la República para favorecer a fiscales sancionados y por lo contrario miembros de la JNJ que se habían inhibido terminan votando para destituir a la Fiscal Suprema Benavides .
Tenemos un sistema electoral deslegitimado cuyas cabezas se niegan a dar un paso al costado y mientras tanto las consecuencias de una "reforma política" llevada a cabo por un golpista ya nos pasa la factura (ya hay 28 "partidos políticos" y se espera que lleguen a ser más de 40).
A propósito del golpista Vizcarra, pese a estar inhabilitado sigue en "campaña" al igual que el asesino Humala. Se rien de la Democracia Boba que es incapaz de depurarse.
La justicia es un bluff. El cómplice del golpe del 7 de diciembre del 2022, Torres, sigue libre así como los grandes corruptos de Lava Jato. Para ellos se apela "al debido proceso" pero la injusticia es célere para detener tres veces a Keiko Fujimori o para permitir que una organización criminal sea la gran "tremenda corte" que decide que convictos y confesos ladrones como Villarán estén libres y Alan García haya sido víctima de una celada.
Estamos a un punto que la situación no da para más. El caviaraje y sus operadores hacen y deshacen a su favor pero lloriquean cuando pierden posiciones.
La Justicia y la Democracia tienen que reinventarse no importando si en el camino se pisan callos. Lo demás es ser ingenuo. "No seamos babosos" como diría Tito Navarro y Pereyra.
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