Los años 60's fueron azarosos y para nada halagüeños. Se produjeron tres golpes de Estado uno en 1962, otro en 1963 y el tercero en 1968. El primero propiciado por el antiaprismo y auspiciado por el "demócrata" Belaunde y por el diario El Comercio; el segundo de corte más institucionalista y el tercero como consecuencia del desgobierno, el caos político y la corrupción.
Lo que hoy vivimos no es nuevo aunque los tradicionales cuartelazos son inviables pero en los últimos 5 años se han producido tres con otras apariencias pero golpes al fin. El primero en el 2019 con el cierre inconstitucional del Congreso (perpretado por Vizcarra) ; el golpe de masas caviar que obligó a renunciar a Merino de Lama que duró solo cinco días en el cargo como sucesor del vacado Vizcarra y el fallido golpe del prosenderista Castillo en el 2022.
Hoy constatamos los intentos del caviaraje de vacar a la ex Vicepresidente de Castillo, algo que no es estrictamente un golpe de estado pues pese a que el 87% desea que Boluarte se vaya, muy pocos están dispuestos a ser furgones de cola de esa pretensión , menos las Fuerzas Armadas.
Ya hay en camino dos mociones de vacancia pero sin mayor futuro debido al apoyo de las bancadas de derecha, con lo que Boluarte tiene asegurado, por el momento, su continuidad.
Para algunos se viene "un golpe blanco", pero lo único que podrán lograr en el corto plazo es un mayor descrédito que podría conllevar a la pérdida de votos en el Congreso y una renuncia forzada.
Por cierto, el miedo que infunden los aún sostenedores de Boluarte ("dinistas de viejo y nuevo cuño") no es sino un atarante. Ni el caviaraje está en condiciones de ganar una elección ni los comunistas tienen el predicamento para volver a ganar aún con fraude. ¿Un asesino de policías? Estaría por verse.
En este escenario la tarea de los demócratas es promover un gobierno de transición que permita reconstruir la institucionalidad y propiciar las condiciones para unas elecciones limpias. No caigamos en los "miedos e intereses" de quiénes para nada piensan en el Perú
Ni dinistas ni promotores del caviaraje y del comunismo, pero tampoco cómplices de un gobierno incapaz y corrupto.
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