Los avances tecnológicos han permitido sobrevivir la pandemia de mejor manera que lo hubiéramos hecho si ello hubiera ocurrido hace 40 años.
Hoy tenemos pagos on line, con Yape o cualquier tarjeta de crédito o débito, pedidos por WhatsApp, comunicación vía Internet mediante nuestro celular.
Hoy no estamos aislados. Podemos llamar a nuestros familiares y amigos a miles de kilómetros y gratis. Ya no hay pretextos para no hacerlo.
Pero qué está ocurriendo con nuestros jóvenes y niños. Socializar se ha vuelto una quimera. Hará 40 años era común ver a niños y jóvenes jugar en la pista de su barrio sea con una pelota o algo que se le asemejaba. Se dribleaba no solo al rival de turno sino a los autos que pasaban.
En aquellos años coleccionábamos figuras que pegábamos en los álbumes de la época, de diversas temáticas. En agosto volábamos cometas hechas por nuestros padres o hermanos mayores y en cualquier momento jugábamos con un trompo, un bolero o con bolitas.
Hoy todo ello ha desaparecido. Todo es digital y se lee poco. Los juegos son online y los que participan son "gamers".
¿Ha sido mejor? No necesiaramente. Los niños y jóvenes son menos resilentes. Ya no hay cómics (los llamados chistes) ni los radioteatros. Hoy la gente cada día ve menos televisión y lo hace por el celular o tablets pero Neflix.
En el presente la gente lee menos libros de papel y más e-books así como menos diarios físicos y más noticias enviadas por redes sociales.
Qué pasará en los próximos meses y años. Ya nada nos debe sorprender. Sólo esperemos que sea para formar mejores seres humanos.
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