El discurso del comunista Castillo con ocasión del aniversario de la Batalla de Junín ha merecido tibias exhortaciones de dos oeneges caviares (Transparencia y Proética) a fin de que no abandone las "formas democráticas". Olvidan estas dos oeneges el carácter no solo antidemocrático de Castillo y del gobierno que encabeza sino que las amenazas son un intento de acallar a quienes señalan la corrupción enquistada.
Pretender que Castillo no amenace con un intento golpista es propio de ingenuos que desde un inicio apoyaron al régimen y callaron ante los ataques al Congreso, a la Fiscalía de la Nación, a la prensa, a decenas de periodistas y ante maniobras con las que se pretende capturar el poder e instaurar una dictadura castrochavista.
Es lamentable que hasta este momento el Congreso, blanco de los ataques, no condene firmemente los ataques de Castillo y de una vez por todas libren al Perú no solo de un incapaz sino de un presunto cabecilla de una Organización Criminal.
Por cierto ello debe ir acompañado de un pronunciamiento de gremios empresariales, cabezas de las Iglesias, Colegios Profesionales y de la ciudadanía en general. Que Castillo hable de "intentos golpistas de la Derecha" es un chiste de mal gusto. Que lo haga alguien que no cree en la Democracia es un vano intento para desviar la atención de la ciudadanía.
La incapacidad para convocar a nuevos ministros es una señal del deterioro de la credibilidad de este gobierno. Solo alguna encuestadora puede decir que la caída del porcentaje de aceptación de Castillo se ha revertido y ha crecido 5 puntos porcentuales cuando su deterioro es cada vez más incesante, estando su aceptación próxima a llegar a "un digito".
Ya es hora de decisiones drásticas. Basta de "cantos de sirenas" de la caviarada que pretende cambiar "mocos por babas" o sea que la salida a Castillo sea su socia Boluarte, ministra durante todo lo que está durando este regimén, cajera en la campaña electoral y vicepresidenta con serios cuestionamientos.
El hedor de la podredumbre ya no puede ser disimulado. Es hora de fumigar no solo Palacio de Gobierno sino el Sistema de Justicia y Electoral así como el Congreso de la República cuya composición ya no representa el sentir se la ciudadanía.
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