Cuando alguien tiene "el techo de vidrio" que no tire nunca piedras y menos escupa hacia arriba. Estos dos dichos tan antiguos y simples de entender, no los entendió el comunista Castillo cuando retó a debatir a Keiko en el frontis de la cárcel de Chorrillos, lugar donde había cumplido prisión preventiva y donde hoy iría su cuñada, a la que considera "una hija", por 36 meses para cumplir prisión preventiva.
A la par de ello, su esposa está con impedimento de salida del país y sobrinos, cuñados, amigos cercanos y paisanos están a un paso de la cárcel.
Sin embargo para el corrupto Castillo, sus cómplices y sobones "todo es mentira, todo es una persecución porque son campesinos". La consabida victimización con la que quieren negar todo y engañar a la gente poco informada.
Las evidencias de la existencia de una organización criminal enquistada en el Palacio de Gobierno son ya suficientes. Está claro que Castillo y su gente entraron no a gobernar sino para robar y las consecuencias las estamos viendo.
La justicia tantas veces lenta debe apurar el paso e impedir que los delincuentes se substraigan de ella como el fugado Toledo y decenas de corruptos implicados en el caso Lava Jato, entre ellas la ex alcaldesa Villarán quien ya ha reconocido haber robado pero sigue libre.
Mucha gente no sabe cuál es el verdadero impacto de la corrupción pero lo sufre en carne propia cuando pide una cita en ESSALUD y la programan para 3 o 4 meses después, por citar un caso.
Hasta cuándo la Contraloría General de la República seguirá dando proyecciones de cifras de robos en el Estado y no nos da cifras de recursos que evitaron que se robaran.
Ya es hora que el Congreso vaque a Castillo y su socia Boluarte. Es inconcebible que la Constitución proteja a un delincuente. Modifiquen de una vez los artículos que posibilitan que se robe impunemente desde Palacio de Gobierno.
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