Quienes ya peinamos canas recordamos con nostalgia empresas y marcas que fueron parte de nuestra juventud y hoy ya no existen.
Los matrimonios de antes duraban hasta que "la muerte separaba a los cónyugues" pero hoy por diversos motivos eso sucede con menos frecuencia y si esto es así en lo personal con mayor razón "el romance" entre "productos, empresas y marcas" y el mercado (consumidores).
Todo esto viene al caso al leer un artículo sobre la presunta desaparición de la empresa de transportes Ormeño que fue fundada en 1976 y permaneció en el mercado hasta la pandemia tras la cual se prepara para reiniciar actividades. Son casi 45 años en los que fue una de las más importantes empresas de la mano del gran empresario Joaquín Ormeño Cabrera quien le cedió la posta a sus hijos tras más de tres décadas.
Grandes empresas han dejado el mercado porque los productos de sus líneas de producción se volvieron obsoletos como el caso de las máquinas fotográficas que usaban rollos de películas, los radios o televisores en blanco y negro. ¿Quién de ustedes los usan hoy en día? De esa forma en poco tiempo los automóviles a gasolina darán paso a los eléctricos.
Aquellas empresas que supieron anticiparse a lo que vino luego pudieron sobrevivir, el resto yacen en el recuerdo. Esto sucede con mayor frecuencia de lo que se piensa o sino recordemos cómo escuchábamos música hará 20 años y cómo lo hacemos hoy. De discos, se pasó a los cassetes, luego los CDs y hoy todo es digital, salvo una moda retro de escucharlos en los llamados vinilos.
La obsolescencia es parte de las estrategias de las empresas pero muchas veces ellas se ven sobrepasadas por la moda y gustos de los consumidores. Qué mejor muestra de ello es la moda que manda la ropa al remate en menos de seis meses o lo que dura una temporada. Las empresas tienen que costear esto sino corren el riesgo de sufrir grandes pérdidas que podrían poner en riesgo su estabilidad financiera e incluso su existencia.
Volviendo a Transportes Ormeño y su fundador Don Joaquín solo queda desear el regreso de esta empresa que posibilitó que millones de peruanos viajaran por el Perú y a diversos destinos internacionales. Fui uno de ellos y siempre llegué a mi destino bien atendido por excelentes conductores y solícitas terramozas. Sin embargo hubo diversas circunstancias; desde la crisis debido a la epidemia del COVID hasta problemas administrativos y financieros que hicieron necesario repensar su continuidad.
Valga la ocasión para recordar a un gran visionario y empresario como Don Joaquín Ormeño; un hombre querido por sus trabajadores y clientes (y por qué no decirlo por sus familiares, amigos y todos aquellos que lo conocieron). Lo conocí en el año 2000 a través de su finado hijo Joaquín, entonces Congresista de la República. Don Joaquín era un hombre hogareño, conversador y amante de la comida china, con quien algunas veces compartí en el Wa Lok del Barrio Chino suculentos desayunos dominicales en mesas vecinas.
Ojalá hubieran más empresarios como Joaquín Ormeño que inviertan pensando en el Perú y su desarrollo.
Descanse en paz Don Joaquín y quienes lo recordamos lo hacemos con aprecio y respeto.
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