El Perú es uno de los países en los que manejar un auto es una actividad de alto riesgo; tanto por la temeridad de los conductores no solo de las unidades vehiculares sino de motocicletas y bicicletas, el incumplimiento de las normas de tránsito y el pésimo estado de muchas calles y avenidas.
La muerte de centenares de personas debido a accidentes de tránsito es consecuencia de lo mencionado pero las autoridades municipales han decidido solo disminuir los topes de velocidad e imponiendo severa multas a quien las incumpla. Sin embargo el gran problema es que hasta hoy es que no hay la señalización adecuada y los inspectores que velarán por el cumplimiento de estas normas no tienen los instrumentos adecuados (modernos) en cantidad y calidad (bien calibrados) que permitan ello.
Cuántos de nosotros hemos sido víctimas de papeletas "fantasmas" o hemos tenido algún accidente debido a que hemos tenido que sortear un bache gigantesco. ¿ Alguna vez hemos sido indemnizados por ello? Que yo sepa nunca.
Ni qué decir del acortamiento de las pistas para dar paso a las ciclovías o áreas de uso de recreación de uso público. Es por ello que en muchas partes de la ciudad se ha incrementado el tráfico vehicular con la consiguiente pérdida de horas-hombre y el costo de asumir un mayor consumo de combustible.
Lo nuevos límites a la velocidad, a entender de muchos especialistas, es una medida insuficiente y hasta cierto punto risible pues en determinadas horas del día en avenidas como Abancay o Javier Prado no se puede ni alcanzar esos topes por la enorme congestión.
No hay duda que necesitamos orden pero las normas son insuficientes mientras no se eduque en el cumplimiento de las normas cívicas y para ello necesitamos maestros que se preocupen en transmitir ello desde los primeros grados del colegio y padres que formen con valores en su hogar.
Entre tanto, ¿quién supervisa al transporte público (incluyendo el informal) que invade no solo Lima y las principales ciudades sino las carreteras del Perú?
Efectivamente, medidas tomadas sin el debido criterio, producto de mentalidades que no están a la altura de las soluciones fundamentales que deben implementarse.
ResponderBorrarCiclovías sin ciclistas circulando que justifiquen su existencia, las cuales generan vías congestionadas que entorpecen y atrasan el tráfico. Definitivamente, se trata de obras no necesarias para el bien público, sino para el bolsillo de quienes las implementaron.