Con enorme preocupación leí al congresista Fernando Rospigliosi lanzar una advertencia sobre la continuidad del gobierno de la Presidente Boluarte.
El objetivo de todo gobierno es lograr la prosperidad de los gobernados pero qué podemos decir de un gobierno que no tiene una sola obra destacable. Miles de millones en proyectos mineros parados.
Cero confianza del sector privado que se traduce en retroceso de la inversión privada con la consiguiente falta de empleo. Mientras que el ministro de Economía sigue ganando peso en relación inversa a su eficiencia.
La inseguridad sigue afectando a todos los peruanos, en tanto el famoso "plan Boluarte" es una broma de mal gusto. Lo que hace la Policía es bloqueado por un Sistema Judicial incapaz y hasta -pareciera- cómplice del delito.
El Estado ha devenido en fallido. Unos cuántos corruptos están detenidos pero la gran mayoría se pasea libre. El Congreso -salvo unos pocos entre ellos Rospigliosi- no da la talla y pareciera que su preocupación es llegar cómo sea al 2026.
¿Para qué existen la Junta Nacional de Justicia, la Defensoría del Pueblo, la Contraloría y otros organismos autónomos? La gran mayoría de la población los perciben no solo inservibles sino prescindibles. Con o sin ellos, sobrevivimos.
Ante todo ello, ¿cuál es la salida? ¿Para qué persistir con un "gobierno" como el de Boluarte? ¿Será qué es hora de su renuncia? Pero la sucesión constitucional sería peor. Será también hora de que el congresista Soto dé otro paso al costado y sea electa una nueva Mesa Directiva que dirija una transición y encamine al Perú a un mejor destino.
Los demócratas deben pronunciarse y plantear una alternativa. El Perú no da para más.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario