Somos un país soberano y por ende nuestra justicia no está (o no debería estar) supeditada a ninguna opinión ni "exigencia" de la llamada "justicia supranacional".
Así lo entendieron los tribunos constitucionales y finalmente ordenaron la libertad del Presidente Alberto Fujimori tras 18 años de injusta detención, contando desde que fuera detenido en Chile, siendo presidente una comunista formada en la dictadura de la llamada Alemania "democrática".
Tras el 14 de setiembre del año 2000 el destino de Fujimori estaba escrito. Entre este día y su ida al Japón en noviembre de ese año (no olvidemos la farsa de la llamada "renuncia por fax") se sucedieron una serie de errores que continuaron con su fallido intento de ser senador en Japón hasta su llegada a Chile (7 de noviembre del 2005) tras la cual fue detenido.
El gobierno del entonces presidente (corrupto) Alejandro Toledo inició un proceso de extradicción que concluyó con su llegada al Perú el 22 de setiembre del 2007, siendo Presidente el ya finado Alan García.
El juicio (léase farsa) se inició el 10 de diciembre del 2007. Luego se sabría que la sentencia ya estaba dada y al no haber pruebas de su culpabilidad en los llamados "crímenes de Barrios Altos y la Cantuta" (otro farsa que se vinculó con "la lesa humanidad"), se tuvo que recurrir a una estúpida "teoría" llamada "autoría mediata". Alberto Fujimori fue condenado el 7 de marzo del 2009 a 25 años de prisión.
El Presidente Fujimori y su gobierno fueron investigados, siendo recordadas -fuera de lo hecho por los fueros juduciales- dos comisiones congresales presididas por el mediático ex congresista y socio político del corrupto Alejando Toledo, David Waisman y por el comunista filoterrorista Javier Diez Canseco. Nunca concluyeron en nada comprobable. No olvidemos tampoco la llamada comisión de "la verdad y reconciliación" y su informe lleno de falsedades e inexactitudes.
La persecución contra Fujimori y quienes lo acompañaron desde 1990 fue implacable. Muchos inocentes fueron encarcelados y varios murieron esperando justicia. Otros pagaron y aún pagan sus delitos, cuya responsabilidad era personalísima y así lo asumieron.
El balance de la historia es positiva y a favor del Presidente Fujimori. En 1990 encontró un Perú quebrado en todos los aspectos. Tras grandes sacrificios volvimos a ser un país viable. Hubo errores y faltó hacer muchas cosas como en toda obra humana pero nunca se hizo tanto bueno como en la década de 1990-2000.
La libertad del Presidente Fujimori es de justicia; no solo porque fuera condenado sin pruebas y en un juicio írrito sino porque los 18 años en que fue privado de su libertad fue sometido al odio y mentiras de quienes nunca le perdonarán haber derrotado al terrorismo. Producto de ello se le impidió salir en libertad tras el Indulto de diciembre del 2017 sosteniéndose en injerencias inaceptables de un fuero "supranacional" que defendió causas ilegítimas pero calló en mil idiomas cuando se trató de indenmizar terroristas y apoyar gobiernos corruptos.
Tras la liberación de Alberto Fujimori recobra plenamente sus derechos, entre ellos vivir en libertad en el Perú e incluso opinar políticanente.
Sin embargo desde extremos de la opinión pública se pretende que Fujimori se autodestierre (Fujimori es peruano pese a las leyenda urbanas que pululan) o que vuelva a prisión hasta cumplir su condena de 25 años.
Los primeros le hacen el juego a los segundos, quienes hoy se rasgan las vestiduras pero apoyaron que feroces terroristas fueran juzgados nuevamente en el año 2001, producto de lo cual tiempo después salieron en libertad y los mismos que hoy nunca dijeron nada entonces, hablan de "defensa de los derechos humanos y justicia".
La liberación de Alberto Fujimori es una gran noticia. En el corto plazo cuidar la salud será su prioridad. Luego solo él decidirá qué hacer aún en el caso de su participación política. Retirarse de la vida pública será su decisión y si Fujimori optara por seguir opinando, lo haría como cualquier peruano que goza de ese derecho constitucional.
Hoy rendimos homenaje a quien RECONSTRUYO un Perú moribundo; al Presidente que tomó decisiones difíciles y afrontó las consecuencias (como en el 5 de abril de 1992); al que derrotó al terrorismo y recorrió victorioso las calles de Lima tras la Operación Chavín de Huántar.
Gracias Presidente Alberto Fujimori. Usted se ganó el derecho a vivir en libertad y morir dignamente, cuando Dios lo disponga.
Chino en Libertad¡ Fujimori en la Historia¡
Totalmente de acuerdo, Don Tribi.
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