Ayer en las primeras horas de la mañana el club Universitario de Deportes anunció el fin de una novela cuyo personaje "principal" fue alguien que recibió el afecto de millones de hinchas, a los que no supo retribuir cumpliendo con la palabra empeñada.
Cualquier entrenador de un club importante de la U tiene el reto y la obligación de campeonar. Fossati lo logró y por ello cobró un sueldo. No trabajó gratis.
Al concluir la temporada todo hacía presumir que el uruguayo Fossati seguiría al frente del comando técnico. Antes de irse de vacaciones dejó todo listo (incluyendo la lista de jugadores que prescindía y posibles refuerzos) para empezar la pretemporada este lunes 18 de diciembre.
Nadie presagió que la Federación Peruana de Fútbol, ante la casi decidida salida de Reynoso, empezaría a tentar a Fossati; algo tan ruin como lo que hace alguien que ofrece matrimonio a otra persona "felizmente casada". Nada que se intenta construir sobre bases pantanosas tiene éxito; sería bueno recordarle a las partes.
Lo dijimos desde un inicio, craso error de la exitosa Administración liderada por Jean Ferrari. Aceptar una situación como la vivida por la U en las últimas semanas traerá graves consecuencias, las que esperamos sean revertidas y logremos el campeonato en el año del Centenario. Este 18 no tendremos comando técnico (será asumido por noveles encargados), tampoco un plantel completo y por ende los refuerzos necesarios. Arreglar la situación tomará tiempo y trabajo. El nuevo entrenador tendrá que replantear el sistema táctico, conocer el medio y los jugadores, entre otras tareas.
Sin embargo hay algunos que salen a "agradecer" al traidor y ponen como argumento principal que "todos haríamos lo mismo ante una oferta económica superior". Aquellos que sostienen esto no parecen ser hinchas verdaderos y menos conocer la gloriosa historia de Universitario en la que destacan tres señeras figuras que solo jugaron por la U pese a recibir jugosas ofertas; Lolo, Angelito y el Puma. Ejemplos que demuestran que el amor a la camiseta y el respeto a sus hinchas sí es posible. Y si queremos un ejemplo en el plano de entrenadores, mencionaré al uruguayo Roberto Scarone, quien pese haber dirigido a otros clubes optó que sus cenizas descansen en el Lolo Fernández.
Fossati ha escupido sobre esas figura con su incumplimiento de la Palabra Empeñada. Que importa que haya habido un contrato, rescindido según la dirigencia "por mutuo acuerdo", algo más falso que "beso de Judas". Todos hemos sido testigos como Fossati usó al club para negociar con la FPF. Debió tener un mínimo de amor propio y respeto a quienes le brindamos nuestro aprecio; debió renunciar primero y luego negociar libremente. Sin embargo prefirió una pensión con algunas monedas más a la gloria de ser entrenador de la U Campeón en su Centenario. Él se pierde este lujo que solo está destinado a gente de bien.
Lamentablemente el Perú vive emputecido por el dinero fácil y la falta de valores. Pasar por "agua tibia" la traición de Fossati dice muy poco de nosotros. El Perú debe aprender a indignarse de las bajezas. El ejemplo de los Titanes del Morro de Arica debe estar presente hoy más que nunca. Dar la vida a cambio de nada respetando la Palabra Empeñada ("Tengo deberes sagrados que cumplir y los cumpliré hasta quemar el último cartucho) debe ser recordado por todos. Cierto que para un extranjero que dentro de 30 años no será más que un lejano recuerdo, no significa nada pero sí para un país que busca ser grande.
Los traidores no merecen nuestro respeto. El Perú recuerda al epónimo Coronel Bolognesi mas no al felón y cobarde Coronel Belaunde. ¿A quiénes recordaremos los hinchas cremas?
Está muy bien lo que expresas Don Tribi, la palabra es muy importante y es un contrato verbal que se debe respetar a través del tiempo, mi padre me inculcó a ser honesto y materializar dicha enseñanza. Y es uno de los legados que dejó a mis hijos.
ResponderBorrarY Dale U por siempre