Desde que tengo uso de razón el Perú siempre ha navegado en aguas borrascosas, pero aún en las horas más difíciles hemos salido adelante, sea del desbarajuste belaudista 1.0, del Septenato velasquista, del cáncer de los 80's que parecía terminal, de la crisis de finales de los 90s y del castillismo corrupto e incapaz, con otras dificultades entre esos hitos que la historia recuerda.
La corrupción que ha hecho metástasis y la incapacidad deben ser extirpadas. El Perú debe dejar de ser el país de las oportunidades perdidas. Cada cierto tiempo y en las horas aciagas no debemos ser liderados por cabecillas de bandas criminales.
A lo largo de los últimos años felizmente hubo excepciones como en 1990 que surgió un nikkei casi desconocido o en el 2006-2011 un antiguo mozallón se reivindicaría del desastre cometido 21 años atrás. Desgraciádamente siempre "faltó centavos para completar el peso".
Hoy la desesperanza cunde tras 12 años cuando creíamos que era el momento de dar el salto (las estadísticas y la realidad lo confirman). Hoy no hay inversión privada como la que necesitamos para crear suficientes empleos; la economía aún resiste (¿hasta cuándo?); la inseguridad jurídica y en las calles amenazan las bases de la Nación y una amenaza climática pondrá a prueba lo hecho en los últimos meses.
Ayer se esperaba que la gente reaccionara festejando la caída del intento comunista pero esta fecha nos encuentra adormecidos. El caviaraje antiPatria retoma (temporalmente) el control del Ministerio Público; ladrones, asesinos y corruptos se pasean libremenre (y hasta quieren ser presidentes), tenemos una Presidente desmemoriada que olvida que fue socia política del ladrón Castillo, un Congreso que -salvo honrosas excepciones- no representa los valores republicanos y no asoma una opción de recambio.
Es hora de tomar decisiones. Si seguimos en el marasmo, enfangados y complacientes terminaremos de hacer lo que dejaron "inconcluso" Guzmán, el caviaraje, Vizcarra y Castillo.
Es imperativo que las fuerzas democráticas planteen una salida; que "Odebrecht deje de poner y sacar presidentes y fiscales" y que la parálisis y el caradurismo no sea lo que prime en el Perú.
Señora Presidente, deje las palabras y póngase a trabajar. Si no puede, avise. Deje de arrogarse una victoria de la ciudadanía. Usted fue una de las derrotadas y no representa el cambio por el cambio que luchamos.
Usted Presidente Boluarte es "un accidente" contemplado en la Constitución de 1993; no sea un obstáculo para avanzar.
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