sábado, 27 de julio de 2024

COMO EL IMPERIO ROMANO

 


Lo sucedido ayer en la inauguración de los Juegos Olímpicos Paris 2024 es una muestra inequívoca de que la aberración es una señal de la decadencia de un país que se precia cuna de "la igualdad, fraternidad y libertad". Hoy es todo lo contrario. Confunden libertad con "libertinaje", igualdad con las sanas diferencias y la fraternidad no es tal sino los agravios al cristianismo y en especial al catolicismo.

Lo de ayer es el equivalente a lo que sucedió en los últimos años del Imperio Romano, sumido en el asqueroso fango cuyo mejor "ejemplo" era el llamado circo romano.

Hasta no hace mucho los Juegos Olímpicos eran la expresión del esfuerzo y sacrificio de cientos de atletas que se preparaban cuatro años para alcanzar la gloria que esperaba solo a unos pocos. Hoy son símbolo de la degradación, de un mundo que considera el asesinato de seres humanos concebidos como"un derecho", en el que se niega a la naturaleza y la ciencia es utilizada para crear "monstruos".

Desgraciadamente algunos no entienden que la tolerancia "que exigen" tiene un límite en el derecho de las mayorías, las que son avasalladas por invasores del Primer Mundo so pretexto de "derechos", pervirtiendo su cultura ante la vista y paciencia de sus clases dirigentes.

Qué "mejor ejemplo" de esto son los miles de migrantes ilegales que invaden Estados Unidos, Francia, Alemania y otros países europeos. Claro y particular muestra de ello es precisamente Francia, sede de estos Juegos Olímpicos, en cuyas ciudades se producen saqueos y vandalismo así como violaciones de mujeres que quedan impunes porque esa sociedad "teme responder" a esos delincuentes, ya que no quieren "atentar contra sus derechos".

Lo que vivimos hoy en día no es ni tolerancia, ni respeto, menos fraterna convivencia; sino como bien dice mi amiga Lourdes, es muestra con la que nos han notificado que algunos "avanzan a través de sus agendas aberrantes y de muerte".

Estamos notificados. Esperamos la respuesta de nuestros pastores y en particular del Papa, tan "ágiles y rápidos" para defender algunas causas.

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