Casi siempre al promediar nuestras vidas miramos hacia atrás y luego el presente constatando cuánto hemos avanzado y lo que dejamos de lograr.
Ello es imputable en primer lugar a nosotros mismos y a nuestras circunstancias; por lo que responsabilizar o culpar a otros de nuestros objetivos no alcanzados no solo es solo irreal sino estúpido.
Muchas veces somos muy dados a victimizarnos o sublimar nuestros errores y también a mirar con envidia los éxitos de otros.
Hacer esto es parte de la naturaleza humana pero sobre todo de gente sin valores ni principios. La envidia no solo corroe nuestro espíritu sino es un defecto tonto pues ello no suma nada a nuestro favor, vale decir que no seremos más exitosos o tendremos menos deméritos si el prójimo es menor exitoso "gracias" a nuestros malos deseos.
Esta reflexión me viene a la mente tras constatar cómo algunos equipos de fútbol peruano se han opuesto en base a mentiras y total desconocimiento a un proyecto de ley (aprobado por el Congreso) que ordena la situación financiera y patrimonial de clubes deudores. Está ley no permitirá "ningún perromuerto" ni posibilitará ninguna condonación; al contrario, da el marco legal para que los deudores ordenadamente paguen a sus acreedores.
Si esto es así , ¿qué motiva a algunos a ser caja de resonancia de intereses subalternos? Simplemente, al parecer, la envidia ante el rival exitoso o peor aún pareciera que desearan que desaparezca para "poder ser exitosos". Así de simple.
Junto a ello es lamentable el triste papel de cierta prensa, auspiciada sabe Dios por quien, que al más estilo de "la prensa basura" repite inexactitudes y mentiras.
Recuerdo un dicho antiguo que decía que "si la envidia fuera sarna, cuántos sarnosos habría". Habrá que darse algunas vueltas para constatar si es así.
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