LIBERTAD

 

A lo largo de la historia cuántos excesos se han cometido en nombre de "la libertad".

Ello es olvidado por algunos que optan por promover una sociedad totalmente desregulada, una utopía inviable y tan perniciosa como el modelo comunista dónde el ser humano está al servicio del Estado.

Cualquier sociedad viable requiere leyes, normas, usos y costumbres que aseguren que los derechos no son infinitos y su límite termina donde empiezan los de otros.

El querer prescindir de esto solo conduce a la anarquía en donde incluso las minorías pretende imponer "sus derechos" sobre el de las mayorías o se dan aberraciones como el supuesto "derecho" de querer decidir sobre la vida de un ser humano en gestación.

Otro detalle que es motivo de este artículo es la opinión del comunicador Rafael Rey que plantea que el plazo vencido el 12 de julio pasado para afiliarse a un partido político es anticonstitucional porque va contra "el derecho de elegir y ser elegido". Rey olvida el caos y "las sorpresas" de última hora que se producían a la hora de inscribir las fórmulas presidenciales y listas parlamentarias, las que eran producto de "mercados persas y toma y dacas", incluso contranatura.

Hoy lo que se norma es la existencia de verdaderos militantes, sin que se coacte la libertad de presentar candidaturas de invitados hasta un límite razonable.

Desgraciadamente esta norma no está acompañada de otras normas electorales que garanticen la existencia de verdaderos partidos políticos y por el contrario permite la legalización de cascarones y de cualquier cosa menos partidos representativos de la voluntad  ciudadana de constituirse como tal e intervenir en la vida política del país.

El caos de decenas de "partidos",  el transfuguisno y la existencia incluso de "partidos" que llaman a atentar contra el orden constitucional son "los frutos malignos" de la mal llamada "reforma constitucional" del golpista Vizcarra, que el actual Congreso no quiere o es incapaz de hacerlo, que para términos prácticos es lo mismo y que un proximo Congreso debe desmontar como parte de varias tareas prioritarias.