Si usted que me lee tuviera 18 años y le ofrecieran un trabajo por los próximos veinte años por el cual percibiera millones de dólares con el solo requisito de desarrollar ciertas habilidades y sin tener que estudiar nada adicional, ¿aceptaría?
Sin duda lo haría, pero claro está que no todos los jóvenes están en capacidad de ser exitosos pues para ello se requiere habilidades innatas, las que son desarrolladas con trabajo, constancia y por cierto, sacrificio. Seguramente tendrán que guardar rigurosas dietas, trabajar en días que otros descansan y dejar la diversión para los días que cuelguen los chimpunes. Todo ello es lo que constituye "el entrenamiento silencioso".
Pero no todos entienden esto. Quieren ganar los millones y vivir "la vida loca". Ello no es posible. El que sigue ese camino estará condenado al fracaso; ejemplos hay por miles.
Hoy millones de niños son llevados a miles de academias para lograr el sueño de ser un futbolista de élite. Pocos logran serlo pues se nace con habilidades innatas que luego son potenciadas con trabajo como fue el caso de Leonel Messi.
Pero así no lleguen a ser como Messi, miles en el mundo siguen pateando una pelota y ganan muy por encima del promedio de lo que gana un joven de su edad, algo que se paga porque el mundo del fútbol genera mucho dinero.
Todo lo dicho tiene una íntima relación directa entre trabajo y disciplina y resultados exitosos. Esto no lo entendieron jugadores que tuvieron todo para ser grandes futbolistas y hoy no lo tienen tampoco quienes tienen el honor (inmerecido) de estar en la selección nacional. Lo pasado pasó; su presente es nulo, cero aporte pero aún así "celebran" derrotas, fracasos estrepitosos con la complicidad de dirigentes y cuerpo técnico que seguro los seguirán convocando porque según estos "ciegos", estos indisciplinados "siguen vigentes".
Desgraciádamente la opinión de la afición no cuenta. Cuando se le requiere, se le vende la frase "el equipo de todos" pero cuando quieren imponer su sinsentidos, es un tema "privado".
¿Qué queda? Darles la espalda. Nadie en su sano juicio debería ir en las próximas fechas, pagando precios exhorbitantes para ver derrotas vergonzosas y finalmente, que ocurra un milagro y se vayan de la Federación de Fútbol esos "dirigentes" que tanto daño le hacen al deporte peruano con la complicidad de cierta prensa cómplice.
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