Cuando se hizo viral un video donde el comunista Vladimir Cerrón decía que para llevar a cabo sus planes necesitaban controlar la policía, no era una bravata ni un afiebrado plan. El sábado lo hemos constatado, al ver cómo efectivos policiales atropellaron a ciudadanos con sus caballos, los agredieron, les descargaron bombas lacrimógenas y detuvieron innecesariamente. Solo son una muestra que una parte (¿solo una parte?) ha sido convertida en una fuerza de choque de una organización criminal enquistada en Palacio de Goberno. La Policía ya no es -o está en camino a no serlo- una Institución que vela por el Perú; es más, ha sido avasallada por la delincuencia y la ciudadanía es víctima de ello. El objetivo de ello es claro; tener a una ciudadanía a expensas de delincuentes y del miedo y con ello someterla.
¿Esto es parte de un plan? ¿Para qué se habrá reunido el embajador cubano con el ministro del Interior?
Sin embargo la respuesta de miles de peruanos ha sido contundente. Ni miedosos ni cobardes. Frente a ello el comunista Castillo ordenó que la represión sea violenta y desmedida. El temor que miles rebasaran las barreras y entraran a la Plaza de Armas hizo que ello sucediera.
Los pronósticos más preocupantes del analista Fernando Rospigliosi se están cumpliendo. Es hora de frenar ello, ¿pero cómo?
Las razzias desde Vizcarra contra los altos mandos han acobardado a muchos, la corrupción es incentivada para minar la moral del personal y nadie quiere "hacerse problemas". No hace mucho en un paradero informal de colectivos inquerí a un Superior por qué no actuaba. Su triste y patética respuesta fue que "le faltaba solo tres meses para irse al retiro", "para qué meterse en problemas". Hoy los jóvenes suboficiales no dan la talla. Una vez encaré a dos en motos estacionadas y con el motor prendido quemando gasolina. ¿Qué se mete?, me dijeron cuando les llamé la atención. ¿Serán casos aislados o más bien lo bueno se ha convertido en excepción?
La corrupción no es combatida porque con ello se destruye las instituciones y eso lo saben bien los socios de Foro de Sao Paulo y del Grupo de Puebla. Ese cáncer no solo ha corroído a la Policía sino a toda la Sociedad. Urge que los sectores buenos de la Policía y de la Sociedad las rescaten. Caso contrario, pronto seremos otra Cuba o Venezuela.
Así como urge que aparezcan nuevos líderes sociales; urge que hayan más Arriolas en la Policía y sobre todo entiendan que están al servicio de la Sociedad y no de un régimen corrupto e incapaz.
Es una lástima escribir lo que hemos manifestado pero es una triste realidad. Es hora de enmendar rumbos. Que otra vez "el policía del barrio" sea respetado y admirado; que los policías de hoy sean los herederos de quienes dieron incluso su vida por la Sociedad.
Entre tanto el ministro del Interior deberá ser censurado por su responsabilidad política y toda la cadena de mando responsable de los atropellos a la ciudadanía deberá ser enjuiciada y destituidos e incluso dados de baja.
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