Víctor Hugo en su impactante obra "Los Miserables" pintó de cuerpo entero a seres abyectos y de una pobreza no solo material sino sobre todo moral. De la material se puede sobrevivir pero la otra corroe y envilece el alma.
No hay pretexto para servir de "carne de cañón" ni de estirar la mano para recibir platos de "Carapulcra sin presa" a cambio de vivar por unas horas de "apoyo" al comunista incapaz y corrupto.
Pero el agravante viene a ser el financiamiento de la movilización o arreo de cientos de personas que tarde o temprano pagarán las consecuencias. Sino que le pregunten a miles de venezolanos que viven en Lima. ¿De dónde salen los recursos? ¿De los "dinamicos" o de algún ministerio? ¿Dónde están los órganos de control de los ministerios?
¿Qué dirá el comunista Castillo sobre las reuniones en Palacio de Gobierno con los organizadores de la esmirriada marcha para "tomar Lima"? ¿Para qué sirven los prefectos y similares? ¿Cuándo el Congreso pondrá punto final a la existencia de estas instancias estatales inservibles?
Los demócratas hemos permitido demasiado el uso del Estado no para gobernar con honradez y eficiencia sino para saquear las arcas fiscales. "La lucha contra la pobreza" siempre ha sido pretexto para el clientelaje y populismo. Muchos viven de ello, desde los oenegeros hasta "los dirigentes" que han hecho una forma de vida el lucrar de los fondos públicos desde millones de soles hasta mendrugos.
Ya es hora de acabar con este régimen corrupto e incapaz. Basta ya de escuchar al comunista Castillo cuando habla de "brechas de injusticia" usando recursos fiscales para sembrar odio y desunión, como buen comunista.
Ya es hora de "cortar manos corruptas" y si desean los comunistas, primero "les cortamos las uñas". Total con o sin uñas esas manos corruptas deben ser extirpadas.
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