Hará unos años un amigo ya mayor me encargó que le averiguara en algún banco la posibilidad de acceder a un préstamo de 5000 soles. El ya entonces tenía como 80 años y no recibía una pensión estatal pero su hija, médico cirujano, le enviaba mensual y puntualmente el equivalente a 600 dólares. El amigo en cuestión muy metódico guardaba todos los reportes de los envíos que le hacía su hija desde hacía buen tiempo.
Con una copia de ellos fui a un importante banco de la capital en la idea que a pesar de los años de mi amigo, él tenía suficientes pruebas que podía pagar un préstamo personal en un plazo de 3 o 4 años.
Sin embargo estaba equivocado. La primera razón para la negativa era la edad del Tano, así le decian a mi ya difunto amigo. Ello era entendible por lo que propuse que su hija fuera garante solidaria del préstamo, más la oficial de créditos del banco me hizo una contraoferta algo que mi madre llamaba "de huevos podridos".
Sin rubor alguna, esta señorita me propuso más bien que la hija hiciera un depósito a plazo fijo (por el tiempo que duraría el periodo de repago) y con ello el banco estaría en condiciones de prestar el 90% de lo que se depositara.
Ocultando mi indignación ante tamaña estupidez, pregunté cuánto pagaba el banco por el depósito a plazo. Me respondieron que la tasa "preferencial" era de 2.5% anual y que por el préstamo, considerando el riesgo que representaba la edad de mi amigo, la tasa de interés que cobrarían sería no menos de 45 % anual., "más muerto y heridos" (léase gastos de estudio de la solicitud y otros).
Estando los dados echados no pude ya contenerme y respondí airado. "¿Qué clase de persona cree que soy?, le dije. "Ustedes con nuestro dinero van a prestar el 90% del mismo y encima con esas condiciones?", retruqué a continuación.
Para quienes no entienden el negocio bancario, las instituciones financieras captan recursos del público y con ellos prestan (colocan) a terceros. La diferencia de tasas de interés (pasivas y activas respectivamente) es el margen financiero y la tasa de interés de los préstamos incorpora el riesgo que implica prestar. A mayor riesgo. la tasa a cobrar será más alta.
Sin embargo, ofrecer la propuesta planteada era un verdadero insulto a la lógica. Podría entenderse que se exigiera una fianza o en todo caso una garantía "no corriente" pero tener que hacer el depósito a plazo y con esos recursos nos prestaran era un verdadero "negocio de huevos podridos".
Todo ello viene al caso pues hará poco estuve viendo las tasas que pagan los bancos por depósitos a plazo (un año) y prácticamente solo falta que les tengamos que pagar (0.5% anual. Medio por ciento¡) y en algunos casos considerando gastos administrativos una cuenta en vez de ganar, pierde; vale decir que en vez de tener más dinero como saldo, el monto cada vez es menor (tasas negativas).
Se debe entender que el precio del dinero es la tasa de interés, la que incorpora una serie de factores, y éste está sujeto a la oferta y demanda. A su vez las instituciones financieras ganan por "vender y comprar dinero" y cualquier regulación debe partir de la competencia en el mercado.
Es cierto que hoy en día el mercado de capitales tiene una sobroferta de recursos y los sujetos elegibles de crédito son cada vez menos debido a la crisis que vivimos. Sin embargo, esto no es solo de ahora. La banca cobra por préstamos personales o financiamiento con tarjetas de crédito tasas exhorbitantes y por nuestros ahorros pagan miserias.
Estas distorsiones del mercado hace que aparezcan algunos, entre ellos los congresistas hijos de la Ruptura del Orden Constitucional, que planteen controles de precios (límites a las tasas de crédito, entre otros). No faltarán quienes añoren la Banca de Fomento Estatal o los Créditos a tasas de interés Cero como en los años del desmadre alanista.
Los meses que vengan serán claves para no caer en el hoyo estatista y terminar de destruir el Perú. La banca debe dejar de comportarse como un oligopolio malsano y los órganos supervisores actuar dentro de los márgenes que les da la ley y la libertad del mercado. De lo contrario, no nos quejemos luego de los Urrestis, Garcías o Lescanos que no tienen la más mínima idea del ABC de las Finanzas.
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