lunes, 12 de octubre de 2020

SAQUEMOS LAS CARETAS

 


El gran historiador Jorge Basadre al final de sus días señaló a los tres grandes enemigos del Perú; los congelados, los incendiarios y los podridos. Murió en junio de 1980 y no logró ver los “frutos” de ésos a los señaló con tanta precisión. No vio el desastre económico-social de los 80s cuyo génesis fue el primer gobierno de Belaúnde (1963-1968) y menos el accionar de los terroristas que algunos aún se empeñan desde el Estado a llamarlos “guerrilleros” y a esa terrible etapa de nuestra vida republicana a la que llaman “conflicto armado interno”.

Los historiadores tienen ese olfato de ver el bosque antes que los árboles y percibir lo que el común ciudadano no logra hacerlo. Me consta en las conversaciones que tuve con el doctor Pablo Macera.

El otro día lancé unas reflexiones que compartiré hoy en este artículo. Lo hice primero con mis amigos más cercanos y uno de ellos me contestó: “….por eso enfócate a lo tuyo y avanza”. La verdad me sorprendió esa respuesta y le pregunté a continuación: “entonces, ¿no debo decir nada?

Ahí quedó la conversación¡

No quiero replicar ni responder al maestro Basadre. No tengo suficientes armas intelectuales para hacerlo. Simplemente quiero poner en evidencia, cómo ya lo han hecho otros comentaristas que no se callan ante las presiones mediáticas, sobre lo que pasa en mi Patria y alertar los peligros que nos acechan.

Recordemos lo qué pasó en la Venezuela de los inicios de Chávez y cómo esto se convirtió en el drama que hoy viven los venezolanos que optaron por quedarse en su país y el que pasan más de tres millones de exiliados que pasan las de Caín en diferentes países.

Los Chávez y Maduros lo primero que hicieron es esparcir el odio. “Odio de clase”, le dicen los comunistas. En el Perú, este ya ha sido abonado con la prédica terrorista, que tuvo sus inicios con Heraud, festejado y querido incluso por algunos ingenuos. Este odio ha logrado un batallón de envenenados que siembran cizaña para preparar las condiciones “objetivas y subjetivas” para desencadenar otro baño de sangre en el Perú así como implantar una agenda aberrante para destruir a la Sociedad desde sus bases.

A los envenenados se suman los enceguecidos que repiten lo que la prensa concentrada dice. Repiten sin cesar las mentiras que escuchan. Son los que leen las carátulas de los diarios que cuelgan en los kioskos o escuchan lo que dicen los periodistas “objetivos y veraces” que se alimentan con la mermelada diaria y balancean su presupuesto con consultorías, presentaciones, opiniones u otros que el poder les brinda a cambio de más mentiras y odio.

Estar enceguecido es el paso previo para ser la otra categoría, los embrutecidos. De tanto escuchar o leer “fake news” o de ver programas basuras (presentes en toda la parrilla) no podemos esperar sino gente incapaz de reflexionar o de indignarse de veras.

¿A quiénes les favorece la existencia de esos seres? ¿A quiénes les conviene este estado de cosas? Sin lugar a dudas a los emputecidos que quieren que sea así para seguir saqueando impunemente valiéndose del silencio cómplice de los ensimismados, uno de los cuales me recomendada ser el referido amigo. Los ensimismados no son de ahora. Son de siempre. Son los cómplices silentes del terrorismo que asoló el Perú. Son los que creen que callándose van a salvar aunque sea los muebles de su casa ante la destrucción del Perú.

Los emputecidos también son de siempre. Fueron los que le extendieron la mano al invasor enemigo en el siglo XIX para evitar perder su hacienda. Son los “éticos, los transparentes, los justicieros, los derechohumanoides, los de las grandes ideas”. Son los traidores de los amigos a cambio de jugosos o míseros soles. ¿Todos los emputecidos son iguales? No¡ Los hay quienes son los que cortan el jamón y se comen los mejores bocados y aquellos que se agachan y recogen las migajas que caen al suelo

¿Será la mayoría de peruanos quiénes están entre los nombrados? Espero que no¡ Por el bien del Perú, la mayoría tiene que ser quienes se rebelan contra este estado de cosas; contra los albores del chavismo al que algunos llaman “excesos que deben ser revertidos”.

Algunos dicen que vivimos un pleno Estado de Derecho. ¿Lo dirán porque lo ven así o es el libreto que les ponen para cumplir su rol de emputecidos?

Por el bien de quienes heredarán esta hermosa Patria que nos vio nacer, espero que Dios me dé vida para ver un Perú mejor con el que soñaron nuestros Próceres y Precursores hace más de 200 años y que soñaron gente como los maestros Jorge Basadre y Pablo Macera.

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