Hace 52 años el Perú empezó una aventura que tardó en ser desmontada. El proceso que en un momento se planeó para que fuera irreversible finalmente no lo fue pero dejó profundas huellas que han quedado en nuestra ciudadanía como una herencia que aún no se evalúa plenamente.
Pocos estudios han medido objetivamente el impacto de una etapa que convirtió al Perú en un país “en vías al socialismo”. El Estado fue “el gran empresario y el gran empleador”. Se intentó lavar la mente de toda una generación desde una supuesta “reforma de la educación” y controlando los contenidos de la prensa de entonces cuyo punto culminante fue la expropiación de los medios en 1974. Cabe señalar que por buen tiempo el diario El Comercio y la revista OIGA aplaudieron y fueron soporte de este infausto experimento.
Incluso muchos hoy “demócratas” sirvieron con loco entusiasmo en la primera fase (1968-1975) como en la segunda (1975-1980) sin haber hecho alguna “mea culpa”.
Sin embargo habría que hacer un distingo entre lo que fue la primera fase y la segunda que cómo explica quien la lideró, Francisco Morales Bermúdez en una entrevista-semblanza que le hicimos, fue un parte de un regreso ordenado a la Democracia.
El Perú hasta en el periodo 1948-1956 crecía gracias a la coyuntura internacional y estábamos en pleno despegue lo que se evidenció hasta 1962 cuando un golpe de estado impidió un supuesto triunfo del APRA con Haya de la Torre a la cabeza. Un año después el presidente Belaúnde asumió la presidencia y fue el inicio de un proceso fallido que terminó con el golpe militar que hoy recordamos. Hoy hay muchos que intentan hacer olvidar la coyuntura en que se dio este golpe, los escándalos y corrupción reinante y sobre todo la incapacidad para llevar a cabo una Reforma Agraria que era imperativa y una grave crisis que se había manifestado en 1967. Recordemos también las guerrillas de 1965 que anunciaron lo que vendría después con el terrorismo de sendero luminoso y el mrta.
Para quienes fuimos parte de aquellos años recordamos cómo desde el Estado se inculcó el odio entre peruanos so pretexto de “justicia”. Sin embargo ya sabemos qué realmente pasó. Una expropiación (IPC) que terminó siendo pagada y una “reforma” agraria que destruyó una floreciente industria azucarera costeña. Hoy aún no se terminan de pagar los bonos que supuestamente iban a compensar a los propietarios expropiados (Bonos de la Reforma Agraria).
Sin embargo algunos sí se favorecieron mediante una alianza con el Estado y se lograron reconvertirse en “industriales” bajo el paraguas de un proceso proteccionista de sustitución de importaciones. Fue un proceso que terminó abruptamente en los años 90s. Muchas de esas empresas eran simplemente ensambladoras (en el caso de las automotrices, por ejemplo) que terminaron cerrando sus puertas.
El gran daño del “septenato” velasquista no fue solamente la catástrofe económica sino fue haber desarrollado una mentalidad que apostaba por un “estado papá”. Los 90s fueron el gran quiebre que hizo que surgieran los emprendedores pero en una coyuntura donde el Estado no cumplió su parte y la informalidad se desbordó.
A las dos “reformas” mencionadas (agraria y educativa) acompañaron la imposición de la “comunidad industrial” y otras reformas de menor impacto así como la participación del Estado en cuanta actividad económica hubo a través de empresas como MINERO PERU, MINERO PERU COMERCIAL, PETROPERU, PESCAPERU, ENAFER, ENAPU, EPSA, EPCHAP, BANCA ESTATAL Y DE FOMENTO, ENTEL, CPT, entre otras. Una ensalada de siglas que terminaron quebrando y arrastrando al Perú a una crisis terrible “gracias” a la continuación de este modelo en los gobiernos de Belaúnde (1980-1985) y Alan García (1985-1990).
Cuando hoy en día se habla de los “patricios” que pasaron por el Congreso y son añorados habría que recordar que muchos de ellos fueron parte del problema en los periodos 1963-1968 y luego en los dos periodos subsiguientes al regreso del sistema democrático. Cómo no recordar el papel del Partido Comunista Peruano (facción moscovita), de la Democracia Cristiana de Héctor Cornejo Chávez y de “intelectuales” que fueron “la materia gris” del gobierno velasquista como Neyra, Delgado, Béjar, Franco, Jaworski, Guerra García, Alvarado y otros quienes desde el Sistema Nacional de Movilización Social (SINAMOS) –encabezado por el General Rodríguez Figueroa fueron cómplices y responsables del desastre llamado eufemísticamente “revolución peruana”. Junto al SINAMOS surgieron fantasmales movimientos sociales que intentaron controlar la sociedad (CNA, MLR, CTRP, SERP y otros). Cabe señalar también el papel de SINAMOS en las invasiones urbanas que sucedieron como consecuencia de la migración de miles de habitantes del campo tras la reforma agraria de 1969.
Miles de millones de dólares de deuda externa fueron parte de la fatal herencia que recibíó la democracia de los 80s, deuda con la que se levantaron elefantes blancos como la actual sede del Ministerio de Cultura (que entonces fue el Ministerio de Pesquería), el edificio de PetroPerú, el Pentagonito y otros así como se llevaron a cabo proyectos petroleros y mineros y el Oleoducto NorPeruano, cuyos beneficios aún no se han evaluado objetivamente.
Recuerdo la gira que realizó el dictador Velasco en 1972 a lo largo de todo el Perú, esparciendo odio y promesas de un “paraíso sin explotados ni explotadores”. Esa gira me hace recordar la actual coyuntura en la que actual presidente está llevando al país a un despeñadero. En aquellos años la gente vitoreaba a Velasco y gritaba eufórica “chino, contigo hasta la muerte”. Recordamos hasta cuándo duró esa lealtad. Cuidado con los arrebatos supuestamente respaldados con “encuestas” que hacen creer a aprendices de golpistas que ello durará.
Que los fallidos años del septenato y lo que siguió a él nos haga reflexionar y plantar cara a cualquier golpistmo que nos lleve a una experiencia socialista que finalmente explotará como explotó en aquellos años y causó la más grande crisis social y económica.
Recordemos finalmente aquellos
años en los que se repitió mucho un lema (“campesino, tu patrón ya no comerá
más de tu pobreza”) que finalmente fue solo una farsa. El Perú comió miserias
por muchos años “gracias” al golpe militar de entonces y como vil herencia hoy seguimos envenenados por el odio que el velascato inoculó.
PS Hacemos constancia que usamos la mención de “el septenato” recordando el libro del mismo nombre escrito por Enrique Chirinos Soto y Guido Chirinos Lizares en 1976 sobre esta etapa que vivimos.
Gracias por recordar ese periodo de la Historia. Hay demasiado odio en nuestro Perú. Al preguntar por el peor gobierno de los últimos tiempos la gente responde con el hígado diciendo Fujimori (todos ellos perdieron su empleo por las reformas de Fuji). Nadie menciona a Velazco.
ResponderBorrarCierto..o no la vivieron o no se acuerdan. Saludos
BorrarMuy atinado y pertinente artículo... felicitaciones.
ResponderBorrarGracias Alberto
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