lunes, 7 de enero de 2019

PEPE CEVASCO: UN GRAN AMIGO


Conozco a varios personajes famosos, unos más que otros me brindan su generosa amistad. Más allá de esa amistad reconozco en ellos cualidades que admiro y trato de emular aunque no siempre lo he logrado. Qué decir de Pablo Macera, el General Francisco Morales Bermúdez, el General José Williams Zapata, el Jurista Sergio Tapia, las congresistas Luz Salgado y Rosa Bartra y cuantos amigos me honran con su amistad y ejemplo.
Qué decir del periodista Víctor Robles Sosa, cuyo ejemplo hizo que perseverara en mis deseos por escribir. Lamentablemente  dejó este mundo tempranamente. Cuánta falta hace hoy en día en momentos que la prensa ni informa y menos forma.

Hay otras personas que también hacen falta hoy en día en el Estado; cómo ministro, Francisco Dumler cumplió una destacadísima gestión como Ministro de Vivienda, Construcción y Saneamiento (octubre 2015-julio 2016) y como Oficial Mayor del Congreso de la República, José Cevasco Piedra.

Y es precisamente de Pepe Cevasco que me ocuparé en estas breves pero merecidas líneas. Le conocí hace 18 años y algo más cuando coincidimos en el Congreso, él como ya Oficial Mayor y yo como Asesor del entonces Congresista Pablo Macera. Siendo tocayos no solo hubo empatía en el trabajo sino a nivel personal. Aún recuerdo la primera vez que ingresé a su “búnker” donde nunca faltaba una tasa de expresso y el humo de cigarro (en ese entonces se podía fumar en espacios cerrados).
Aquellos días fueron azarosos y difíciles. Yo me fui del Congreso en julio del 2001 para no regresar más (aún no me explico por qué fue así) y Pepe Cevasco duró un tiempo más. Pese a ser uno de los más brillantes conocedores del funcionamiento del Primer Poder del Estado, tuvo que dejar el puesto “gracias” a la mezquindad que perdura aún en la política.

Nos volvimos a encontrar cuando Cevasco escribía sesudas columnas en varios diarios de la capital (cuando éstos eran fuente de verdad) y luego cuando dirigía un sintonizado programa en una radio digital a donde me invitó a compartir varias veces amenas charlas sobre el Centro de Lima, su problemática y sus oportunidades.

Años después, el Congreso tuvo el gran acierto de volver a convocarlo como Oficial Mayor hasta la gestión del actual Presidente Salaverry. Otro craso error dejar de contar con su valioso concurso.
Amigo de sus amigos, Pepe tiene grandes gestos con ellos (como cuando da la mano de verdad). De conversación amena, empático y con mucha inteligencia emocional para saber moverse en el justo medio. Sin duda es una persona a quien admiro.

Algo que lo pinta de cuerpo entero fue una nota navideña que publicó en diciembre último en el diario Expreso. “Quien venera a su madre” es digno de todos los halagos. Pepe supo sacarle la lengua a las vicisitudes de la vida y salir adelante. De ujier en el Parlamento de los 80s se convirtió en su Oficial Mayor. Honor al Mérito.

Tuve el gusto de compartir con él un mensaje que dio a un amigo en desgracia. Para aquellos que conocemos al buen Pepe, simplemente resumiremos ese gesto y su calidad de persona  con una frase criolla que seguro los cincuentones sabrán entender…”Calidad Barrington”.

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