Quiénes tenemos ya algunos años recordamos los años que se compraba muchos productos a granel (mantequilla, aceite, por citar dos) o la leche y el yogurt se vendían en envases de vidrio que se canjeaban por uno con contenido.
Era la época en la que se iniciaba la venta de conservas y los productos naturales dejaban nuestras mesas siendo reemplazados por otros sometidos a procesos industriales.
Muchas marcas de antaño cambiaron de dueño como D'Onofrio o Inca Kola y antiguas cadenas de supermercados como Scala Gigante, Todos, Tía o Monterrey fueron reemplazadas por Wong, Metro, Santa Isabel y Plaza Vea.
El consumidor se volvió más exigente y los formatos de venta incluyeron servicios adicionales, aunque nunca abandonó a sus "caseros" de los mercados de abastos o tiendas del barrio, quienes siempre tienen "una yapa" o una rebaja para el cliente asiduo.
Vivimos en medio de crisis cíclicas, en las que los precios subían por ascensor y los sueldos por escalera y nuestras madres eran expertas en "hacer estirar el dinero" para que no faltará un pan en nuestra mesa.
Por los años setentas disminuyó el consumo de carne de res, escasa y cara, por el pollo. Nuestro país bañando por más de 2 mil kilómetros de costa consumía poco pescado aunque millones de toneladas eran "quemadas" para hacer alimento de cerdos y pollos. Un despropósito.
Quiénes nacieron en este siglo no saben de las colas para comprar ni de una exigua oferta, menos del Apocalipsis de los años 80's reflejada en "el pan popular", "el corte único de carne" y en el arroz y azúcar a granel de quinta calidad.
La Feria del Hogar que duraba casi 3 semanas (Julio-Agosto) desapareció y nacieron los Centros Comerciales ("Malls") en los lugares menos pensados pero con una demanda que buscaba ya no solo precio sino calidad.
Qué nos íbamos a imaginar que habría oferta de productos impensados como los libre de gluten o de lactosa así como dulces para diabéticos.
Pero no todo lo que brilla es oro. Algunos productos muy bien presentados que dicen ser aliños para ensaladas son pura química, sino vean los ingredientes de alguna salsa dizque preparada con queso azul y se encontrarán con desagradables sorpresas.
Con el tiempo y en contraparte a lo dicho surgieron los productos orgánicos (no todos los que dicen serlo, lo son). Café, cacao, verduras y hortalizas, granos, miel y diversos productos están al alcance, pero no de todos los bolsillos.
Finalmente, con el boom de la gastronomía peruana, no solo el mundo conoce nuestros platos sino muchos productos se exportan e incluso somos los principales proveedores del mundo. Uvas Globe, espárragos, arándanos, paltas y tantos productos al natural o en conserva han invadido las mesas de millones de personas en el mundo.
Qué "el milagro verde" peruano, prosiga; que muchos peruanos se beneficien de ello pero no dejemos de conservar lo típico; el Cau Cau se hace con mondongo (y no con pollo) o el Seco con carne de res o de pollo y no con "carne vegetal".
Conservemos no solo nuestros Valores sino también el legado de siglos expresados en nuestras mesas y en lugares de expendio como mercados, supermercados o en la tienda de la esquina de nuestra casa.
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