El 28 de julio de 1990 el recién juramentado Presidente Alberto Fujimori recibió un país quebrado, al borde del colapso y su viabilidad era incierta. Pocos quisieron poner el hombro para sacar al Perú del hoyo.
Sin embargo cuando el Perú empezó a volver a dar señales de recuperación y enrumbar a un futuro promisorio aparecieron los de siempre, "los técnicos" se pusieron "a la orden". Todos o muchos querían ser parte de la fiesta y del banquete.
Tras el colapso del fujimorismo en noviembre del 2000, la mayoría sacó cuerpo, "saltaron del barco y se subieron a otro".
Han pasado casi 25 años y todo lo costó para salir adelante se fue al agua. Hoy volvemos a ser un país en franco retroceso y expuesto a una serie de problemas y peligros, sin solución a la vista.
Pero así como suceden las cosas en un país como el Perú, también suceden en instituciones y un claro ejemplo de ello es el club Universitario de Deportes.
Tras el tricampeonato del año 2000, explotó una crisis que había estado invisible "gracias" a los resultados deportivos. No solo fue una crisis institucional sino económica , lo que finalmente se expresó en los resultados deportivos que muchos conocemos, vale decir solo la dos títulos nacionales (2009 y 2013) y una sequía de 10 años sin campeonar.
El club administrado por incapaces llegó a un punto que para algunos "la solución" era rematar activos y liquidar el club.
Pero como dice el dicho, "la U es de su gente y es más grande que sus problemas", la solución vino de mano de alguien de casa, Jean Ferrari, quien asumió como Administrador Temporal en agosto del 2021.
Reconstruir la U organizacionalmente y volver a hacerla viable económico-financieramente tomó tiempo y trabajo de un equipo. Los títulos llegaron tiempo después (2023 y 2024) y la gente volvió a llenar el Monumental.
No hay dudas que ha habido errores y hay problemas aún por solucionar pero es condenable que legítimas molestias y reclamos sean aprovechados por algunos para querer imponer el grito destemplado y la violencia so pretexto que hay que "ajustar a los jugadores".
Las malas tardes y las derrotas son parte de una competencia deportiva. Estas se solucionan con trabajo y enmendado el rumbo pero es inconcebible que aprovechando ello se pretenda destruir lo logrado. ¿Quién está detrás de esos intentos? Algunos felones están desesperados por subirse al carro y agarrar el timón, ¿para hacer mejor las cosas o porque "el olor de los verdes es un afrodisíaco irresistible?
No es casual que todo ahora tenga explicación. Primero fue "Barreto", luego exigencias para que se vaya o venga tal o cual jugador y finalmente la "protesta violenta", ¿para alejar al hincha y petardear las finanzas del club?
A algunos no les interesa si sus mezquinos intereses colisionen con los intereses del club. Para estos señores lo que importe es "bajarse" a la actual Administración y entrar ellos.
¿Quiénes están detrás de todo esto? Muy sencillo, sus palabras y hechos los señalan.
Finalmente nos parece preciso y oportuno la declaración del club condenando las acciones violentas pero es perentorio que se corrijan algunas cosas que no permiten mejores resultados y esto incumbe solamente a los verdaderos hinchas y a la Administración Temporal y a no a interesados en crear el caos y la división.
Digamos no a estos intento. ¡La U ante todo!
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