Ayer nos
despertamos con una ingrata noticia. Había muerto Carlos Kukín Flores Murillo a
la temprana edad de 44 años.
Transito la vida
con menos éxito con el que corrió en los campos de fútbol desde temprana edad
defendiendo al Deportivo Cantolao. La afición lo recuerda sobre todo con la
camiseta rosada de Sport Boys aunque también defendiera fugazmente las de
Universitario y Alianza Lima, los dos equipos más populares del medio.
Flores empezó su
carrera profesional a los 17 años destacando por sus pases largos, precisos
disparos de media distancia y una picardía propia de quien le sacaba la lengua
a la vida, que desde temprano le fue adversa.
Nadie sino uno
es responsable de nuestros actos. Nadie puede echarle la culpa a los demás o a
las circunstancias pero hay veces que no
tenemos la suficiente resiliencia para afrontar los problemas. Carlos Flores fue
quizás una de las innumerables víctimas de una agenda aberrante que es cómplice
del veneno social llamado “drogadicción”. Así de simple. No tuvo alguien que lo
encaminara salvo quizás su eterno amigo y entrenador Chalaca González.
Por ello hoy más
que nunca debemos enfrentarnos a esa problemática social a la cual muchos miran
con “simpatía”, entre ellos el novelista Mario Vargas y todos aquellos que
fuerzan la legalización del consumo “recreativo” de las drogas. ¿Cuántos Carlos
Flores más tendremos que lamentar si así fuera?
Ayer una
periodista de RPP fue a “cubrir” la noticia de la muerte de Flores. Qué
lamentable que tengamos esos “periodistas” que buscan escarbar en el lodo y el
morbo. ¿Por qué tanta falta de humanidad en quienes deberían velar por nuestra
seguridad y en vez de ello habrían filtrado fotos del cuerpo inerte de Kukin?
¿Por qué nadie levanta la voz por esta vergüenza?
Hoy el
periodista Jerónimo Pimentel en El Comercio escribe sobre la carrera deportiva
de Flores que ocurrió más allá de nuestras fronteras (Grecia, Argentina y
Arabia Saudita). Todas las opiniones son respetables pero a su vez discutibles.
Según Pimentel, Kukin no fue el crack que muchos vimos. Para muchos ese señor
está equivocado. Kukin no solo no fue trotón sino que la velocidad que le
reclama ese periodista la compensó con la rapidez mental con que definía un
pase o una jugada. Muchos recordamos el golazo que anotó en la valla de Higuita
cuando el Boys enfrentó al Atlético Nacional en Medellín. Una pintura.
Flores no
redondeó una campaña redonda pero hizo suficiente para que los aficionados del
fútbol lo recordemos más allá de sus indisciplinas y expulsiones. Hoy sus
compañeros del verde y de la vida lo lloran. Puchungo Yañez, el Conejo Rebosio,
el Loba Lobatón, el Checho Ibarra y tantos otros. Ellos conocieron al verdadero
Kukin, el que se equivocaba, el amigo de sus amigos. Los hinchas de la Misilera
lo lloran aunque pudieron hacer más por un hombre que necesitó apoyó en los
momentos difíciles de su vida.
Ojalá que no
sigamos lamentable más muertes como las de Kukin. Que no haya más proyectos
truncos. Que la prensa basura no siga hurgando en el lodo y en las desgracias.
Carlos Kukin
Flores Murillo, descansa en paz. Gracias por las alegrías que nos brindaste; hoy
lloramos tu temprana ida. Seguro que ya estás emprendiendo el camino final
cantando el clásico“ Vamos Boys, Vamos Boys”.
Qué Dios
Todopoderoso perdone tus pecados y sea misericordioso a la hora del Juicio
Final.
Kukin Flores,
Presente¡¡¡
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