Días pasados me reencontré con un
conocido de la época escolar. Si bien traté de propiciar el encuentro, al
enterarme de su presencia en Lima, esto se concretó solo por mediación de otras
amistades que estaban invitadas en una reunión a la cual asistí.
La gente cambia, muchas veces
para bien (evolucionamos); otras para mal (involucionamos). Es así pese a quien
le pese. Las circunstancias de la vida y las experiencias que vivimos hacen
posible ello.
Al regresar a casa luego de la
reunión (y de dicho reencuentro) quedé con un amargo sinsabor y hasta lamenté
haberme reencontrado con esa persona. Quizás sea tan solo una impresión pero
lamentablemente así fue.
Las personas y las naciones deben
mirar adelante y algunas veces no andar por los caminos ya transitados. Sino
preguntémonos qué nos pasó cuando una mayoría volvió a elegir en 1980 a Fernando
Belaúnde, quien había dejado el Perú en estado comatoso en 1968 y al acabar su
segundo mandato, volvió a dejar al Perú en cuidados intensivos Fue la antesala
del desastre alanista (1985-1990).
¿Qué hizo que los peruanos
cometieran ese garrafal error? Quizás lo expliquemos en la idea que el ser
humano es el único animal que vuelve a cometer el mismo error en circunstancias
similares. Sino no existiría aquel dicho que dice que “solo una vez capan al
gato”.
Volviendo al ingrato reencuentro
sería bueno también preguntarme si habré sido lo suficientemente tolerante con
aquel que pensaba diferente y planteaba sobradoramente sus ideas como si fueran
“verdad absoluta” o de repente la expectativa de volver a ver al amigo de
infancia fue muy alta. Siempre hay que estar atento a lo que vaya a pasar y no
olvidar lo que sucedió en el pasado. Es posible que ese sorpresivo sinsabor
habría sido previsible si no hubiéramos sublimado algunos recuerdos.
Sin embargo, cabe decirlo, sí
tuve un buen reencuentro (ya nos habíamos visto haría unas 7 semanas) con otros
tres amigos de aquella infancia. Reímos y recordamos los años maravillosos
cuando éramos chicos. Son las pequeñas cosas que nos hacen más fácil el
tránsito por una vida difícil y llena de obstáculos.
Cómo diría una persona a quien
conozco, muchas veces esas dificultades y sinsabores nos traen penas pero
también son oportunidades para ser mejores. No hay que desmayar en el intento.
Al amigo que fue, velas y buen
viento. Quizás en el más allá las cosas sean mejores. A los amigos que siguen
siéndolo, nuestros mejores deseos.
Don tribi pienso que esa persona siempre fue así en su interior,el tiempo y las circunstancias hacen esa piel ya la tenga expuesta ahora en esta etapa de su vida ,y le sirve para andar por la vida como su escudo de persona dura quiza indolente.Hay muchos casos no es el único.
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