Muchas veces nos preguntamos por qué algunos platos saben mejor que otros y la respuesta es muy simple. No solo es la mano del cocinero, y ello ya es una buena razón, sino la calidad de los ingredientes y ello conlleva a los precios que nos puedan cobrar por dichos platos.
En particular, la comida criolla en la que se usan vísceras -por ejemplo- es importante tomar en cuenta ello. Es sabido que en su origen se usaba muchos condimentos para "esconder" el estado de conservación de sus ingredientes-base. Hoy en día habiendo refrigeración y otros, esto no es problema pero el uso -a veces exagerado- de condimentos se mantiene. Recordemos el dicho, "bueno es culantro, pero no tanto".
Sin embargo sigue siendo un factor importante que en la preparación de un Cau Cau o en la de los Anticuchos hay que usar mondongo y corazón de calidad, para que "nuestros dientes o las papilas gustativas no sufran".
Del mismo modo en la calidad del palillo o del vinagre, ingredientes base para una buena preparación.
La calidad y el buen gusto tienen "precio" y es bueno que lo recordemos a la hora de ir a un restaurante. Respecto al "buen gusto", sería bueno que los futuros chefs lo cultiven. No es posible que estudiantes de un afamado centro de estudios coman "chatarra" saliendo de clases. ¿Cómo podrán distinguir los sabores y olores de calidad?
De igual forma que sucede con la comida, sucede en el proceso de formación de los niños y jóvenes. Si éstos no están acostumbrados a consumir "valores". Qué podremos exigir cuando sean ciudadanos. Los valores se aprenden en casa y en la escuela, sin ellos es imposible un mundo mejor.
No olvidemos que si para tener platos de calidad hay que gastar un poco más; para tener buenos ciudadanos hay que invertir en educación, tiempo u dedicación.
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