jueves, 5 de junio de 2025

COMPROMISO

 


Quiénes somos hinchas del club Universitario de Deportes y destacamos en particular la figura de Teodoro Lolo Fernández no podemos dejar pasar por alto algunos conceptos y valores que hoy muchos jóvenes y no tanto desdeñan y relativizan.

Uno de estos valores es el compromiso y el respeto a la palabra empeñada,  algo bastante venido a menos, pero que no debería serlo para quienes admiramos a Lolo, quién jugó 24 temporadas solo por Universitario de Deportes por amor a la camiseta y porque entendió que ese era su camino.

Y no me digan que lo hizo porque en esa época eran amateurs o semiprofesionales, pues en en toda época hubo necesidades que cubrir y ofertas irresistibles para muchos pero no para el gran Lolo.

Hoy hemos llegado al punto que los contratos firmados son relativos. Nos comprometemos a cumplir un plazo pero a la primera de bastos me voy a otro trabajo porque "me pagan más". En el fútbol, los profesionales se van amparados en una cláusula de rescisión y "al diablo el perrito y la calandria", dejando "colgado" a un club sin importar el daño o complicaciones que le puedan ocasionar.

En un mundo donde más vale "tener que ser", el dinero se ha vuelto en el leit motivo de la vida de muchos, incluso no importando su procedencia o si para obtenerlo rompemos con los valores más elementales.

Qué desgracia que así sea y que esto sea aplaudido, justificado e incentivado. Qué podrán algunos reclamar si mañana más tarde, cuando sean viejos serán abandonados por sus hijos porque éstos tienen "una oportunidad laboral que no pueden desechar".

Dicho esto, sin embargo, no podemos dejar de recordar el dicho que "por mi mejoría, mi casa dejaría, pero hay formas. Hay maneras. Avisando con tiempo y no cómo lo hizo, entre gallos y medianoche, un ex entrenador cuyo nombre prefiero olvidar, quién se fue dejando a su club en medio de la temporada. Vamos a ver si "la traición paga" sobre todo cuando no haces una buena campaña.

Y a pesar de ello, fue sorprendente que algunos lo justificaran pese a su evidente traición. Bueno, no sorprende. Repetimos el compromiso y la palabra empeñada no cuentan para algunos (¿o muchos?) algo que refleja la pauperización moral de la Sociedad.

Ojalá que "ejemplos" como éste no sean replicados por otros y si se quieren ir, que lo digan claramente y con el debido tiempo para no causar problemas ni complicaciones.

Alas y buen viento y que luego "no besen el escudo" en señal de un amor inexistente, pues más valen sus ambiciones personales de rudo tipo. Lo único que esperamos es que llegado el momento de su ida, no derramen lágrimas más falsas que las plañideras del siglo XVIII y que sean francos al reconocer que su palabra o compromiso no vale "ni un duro".


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