El logro de objetivos sean personales o grupales; institucionales o de cualquier índole requieren que quienes los busquen sean persistentes y disciplinados.
No basta un buen inicio sino un permanente accionar hasta lograr alcanzar las metas propuestas.
En el camino encontraremos dificultades y tendremos que realizar sacrificios en aras del éxito. Ello no solo se da en el caso de algunos se sino de todos, jóvenes o adultos. Cuántos no van a una importante reunión familiar porque al día siguiente tienen un examen trascendental o un deportista de élite deja de hacer lo que hacen comúnmente muchos jóvenes pues de por medio está la gloria de una medalla o de un éxito deportivo.
Aquellos que no entienden esto, jamás verán coronados sus sueños o quizás solo parcialmente, pero nunca los soñados.
Esto se aplica a cualquier escenario y quiénes sostengan lo contrario con algunos ejemplos, se toparán con millones de casos y de personas que pudieron ser algo y terminan siendo muy poco.
Todo esto viene al caso cuando vemos la displicencia y el poco respeto a las normas de un "jugador" del seleccionado de fútbol, quién a pocos días de jugar "una de las cuatro balas que le queda", prefiere la francachela nocturna. Y frente a ello, ¿qué ha dicho el "presidente" de la Federación de Fútbol, tan locuaz estos días? Nada. ¿Qué ha dicho el entrenador Ibáñez? Nada.
Para algunos, el silencio es la salida, esperando que el tiempo cubra todo. Vendrán los fracasos y también callarán.
Lamentablemente hay muchos jugadores profesionales que lo son solo porque cobran dinero por jugar y no por su actitud y compromiso. Desgraciadamente hay una prensa que apaña y fomenta estos casos, al punto que un consuetudinario indisciplinado es aún considerado "alternativa y solución", cuando hace rato debería seguir "cerveceando" y haciendo de su vida lo que mejor le plazca.
Es cierto que cada quien lo puede hacer, incluso algunos lo justifican diciendo que "es su derecho hacer lo que quieran en sus horas libres". Sin embargo, estos señores olvidan que se les paga no solo para correr 90 minutos tras una pelota sino para que lleven , como obligación, una vida acorde a la de un deportista de élite, algo que entiende a la perfección Cristiano Ronaldo, por citar un buen ejemplo.
Todo tiene su momento y sus formas pero hay circunstancias que siempre hay que tener en cuenta. Una vida disciplinada conduce al éxito; otras a la medianía y al fracaso.
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