martes, 3 de junio de 2025

PARA NO CREER

 


Ayer vi una entrevista en RPP a Agustín Lozano, presidente de la Federación Peruana de Fútbol y la verdad que confirmó lo que siempre sostengo, "en el Perú puede llover hacia arriba".

Es increíble que este señor no asuma su responsabilidad (y ello implica renunciar) por una pésima negociación con 1190, la empresa encargada de televisar los partidos de fútbol de la Liga 1. Un contrato totalmente lescivo para los intereses de los clubes de fútbol que no exige una carta de garantía bancaria a 1190 (estamos hablando de compromisos millonarios) y que por "obra del sinsentido" transforman en "buenos pagadores" a quién debe hasta dos meses de pagos a los clubes. 

Pero lo asombroso es que por fin Lozano reconoció que se han cometido graves errores en las mencionadas negociaciones y responsabilizó de ello a "los asesores internos y externos", ignorando olímpicamente su responsabilidad como "presidente" de la FPF, pues los internos dependen de él y los externos fueron contratados con su venia.

Lo cierto que todos estos sinsentidos fueron dichos con la complacencia de los periodistas de RPP que no fueron lo suficientemente inquisidores ante esas afirmaciones y otras con las que Lozano sostuvo que el fútbol peruano estaba "mejor". ¿Acaso el señor Lozano vive en el "país de las fantasías"?

Estamos casi eliminados del Mundial 2026, las selecciones de categorías menores han sido goleadas inmisericordemente y las femeninas ídem. ¿Qué decir de los torneos organizados por la FPF, incluyendo el de Primera y ni que decir la Copa Perú?

Lo cierto que en cualquier país donde primara la cordura, Lozano ya habría sido destituido por quiénes hoy lo sostienen contra viento y marea y en el mejor los casos, ya habría renunciado. Sin embargo somos un país donde no hay un mínimo de sentido común y personas con valores son tan escasos como los buenos congresistas.

Bueno haría Lozano y compañía en aprender un poco de los japoneses que ante un fracaso no dudan en afrontar las consecuencias. No pedimos que haga algo extremo; pedimos tan solo que tenga un poco de sangre en la cara y se vaya. Bastante daño ya ha hecho al fútbol peruano.

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