1978 fue un año de corte para muchos partidos políticos en el Perú. A raíz de la elección de los miembros de la Asamblea Constituyente, tres movimientos caudillistas desaparecieron; dos eligiendo representantes (Odríismo y Pradismo) y uno sin alcanzar curul (Leguíismo).
Sin embargo diversas alianzas comunistas alcanzaron un tercio de los votos junto con partidos como la Democracia Cristiana y dos partidos lograron hacer mayoría (PPC y el APRA). Otro partido importante entonces (Acción Popular) no participó, aunque dos años después alcanzaría ganar las Elecciones Presidenciales por segunda vez en 24 años de existencia.
El desastre de los 80s pasó factura a los llamados partidos tradicionales y en 1989 surge un primer outsider (Ricardo Belmont) que gana la alcaldía de Lima. Fue el primer campanazo, al que seguiría el triunfo del ingeniero Alberto Fujimori bajo el paraguas de un partido nuevo (Cambio 90).
Fujimori cosecharía la esperanza de cambio en búsqueda de lograr revertir el desastre heredado. Años atrás el General Velasco había encabezado un golpe militar contra el entonces Presidente Belaúnde (1968) quien dejó al Perú sumido también en un desastre. Velasco también cosechó la decepción ciudadana y agudizando ese sentimiento promovió la tesis del "no partido". 32 años después Fujimori volvería a atacar a los partidos "tradicionales".
Fue a partir de ello que los partidos perdieron fuerza y los ciudadanos dejaron de interesarse en "la política " y menos en cualquier proyecto ideológico. El pragmatismo y vientres de alquiler dieron origen a diversos politicastros a quienes les interesaba llegar al poder solo por intereses subalternos y con cero lealtad.
Muchos políticos y partidos se han ganado a pulso el descrédito pero eso no quiere decir que sean prescindibles. La participación ciudadana exige de nuevas opciones con sustento ideológico, planes y organización. No veo otra forma para encauzar la opinión ciudadana.
Este año fue un año negro tanto para el APRA como para el PPC, uno con casi 100 años de existencia y el otro con 55. Su recuperación o no será la pauta sobre el futuro de la política en el Perú.
La permanencia del Fujimorismo, 31 años, es un caso aparte. Su vigencia pese a un movimiento "anti" constituye una presencia importante; mientras que la existencia de Acción Popular y Alisnza para el Progreso no creo que llegue , incluso al 2026.
Ya otros intentos buscan ocupar los espacios dejados mas al parecer son solo pasajeros. Un ejemplo de ello fueron Perú Posible (el toledismo) y el Partido Nacionslista (de Ollanta Humala) que en el momento de que fueron gobierno tuvieron cientos de miles de adherentes y hoy no llenan ni una plaza distrital.
Es necesario que una reforma política promueva la formación de partidos políticos de "verdad" y no vientres de alquiler ni organizaciones criminales.
Este 2022 será la última oportunidad para algunos y la apuesta para otros. Vamos a ver si los partidos existentes hacen el esfuerzo para escoger sus mejores cuadros. Se juegan su existencia.
La existencia de verdaderos partidos políticos es primordial en la vida democrática del cualquier nación, la carencia de ellos da lugar a las aparición de organizaciones criminales sin ninguna ideología y que solo buscan hacerse del poder para lucrar de las arcas del estado, ya decía el compartido Platón..."El precio de desentenderse de la política es ser gobernados por los peores hombres" Las Naciones crecen y prosperan gracias a las acertadas decisiones de los gobernantes y para que eso ocurra es necesario la existencia de partidos políticos con ideología democrática.
ResponderBorrarGracias por tu reflexión
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