Anteayer fuimos testigos de la imposibilidad del comunista Castillo de convocar a gente de valía y dispuesta a trabajar por el Perú.
Un controversial abogado, Aníbal Torres, será quien se haga cargo de coordinar un gabinete y ser portavoz de las políticas del gobierno (léase proyecto castrochavista).
No queda duda la incapacidad para dar un golpe de timón y presentar nuevas caras, sin ningún tipo de cuestionamientos.
Está claro que se busca tensar más aún las relaciones con el Congreso y con la prensa independiente. Su pasado condena a Torres.
Pero como ya lo hemos dicho, coincidiendo con muchos, todo esto parece ser un sainete caribeño. No hay interés alguno en mejorar las cosas; mas bien se busca profundizar la crisis y el caos.
Que Castillo haya aparecido sin el "sombrero" no cambia nada. Nada nuevo y menos soluciones a los graves problemas que afronta el país. Seis nuevas caras que según entendidos afianza el poder de alguien que en campaña fue "ninguneado" por Castillo quien sostuvo que no lo convocaría ni para ser "portero de un ministerio".
Un claro ejemplo, aparte del premier Torres, de lo dicho anteriormente es el nombramiento del ministro de Salud cuestionado por una investigación fiscal en su contra y su poca credibilidad profesional (alguien que vende "aguas milagrosas" no es garantía de nada).
Mención aparte es el nombramiento del actual ministro de Ambiente, Modesto Montoya cuya trayectoria politica no es garantía de lealtad. Otro caso es la de la ministra de la Mujer que hasta horas antes hacía plantones contra las decisiones de Castillo. ¿ Chamba es chamba?
Los ministros ratificados tampoco son señal de nada. Varios de ellos cuestionados como los de Transportes, Defensa e Interior son la mejor señal de que el problema no es el gabinete sino de un incapaz para dirigir los destinos del Perú.
La permanencia de la vicepresidente Boluarte en la cartera del MIDIS la hace cómplice de este desgobierno y la incapacita moralmente para querer suceder a un vacado Castillo. Su apartamiento ya lo dependería solo de su voluntad de renuncia sino de su salida similar a la de que debería ocurrir con el comunista Castillo.
Veamos qué dice el Congreso y a qué hora el "premier" Torres empieza a desbaratar. Solo es cuestión de horas.
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