Hay un dicho que sostiene que todo pasado fue mejor, repetido por muchos y otros que dicen que el Centro Histórico nunca volverá a ser el de antes.
Sobre lo primero creemos que no es así en toda la extensión de la palabra y sobre lo segundo, creemos que ello será así en la medida que siga sin ser prioridad para los diferentes alcaldes de Lima, pero que esperamos que esto pueda ser revertido.
Todo esto viene a colación cuando recordábamos el otro día las diversas panaderías que existieron en el Centro Histórico y ya no abren más sus puertas desde los años de crisis de los 80s y 90s, que trajeron caos y ruina para muchos empresarios. Muchas panaderías cerraron y varios panes típicos de entonces dejaron de hacerse como el tolete, la verdadera coliza o el pan chalaco.
Para los que tenemos cierta edad, cómo no vamos a recordar a la panadería ELIO TUBINO (esquina de Jr Moquegua y Jirón de La Unión) donde había un incomparable baguette dulce y una variedad increíble de pasteles salados y dulces. Otra panadería que recordamos por sus pastas y empanadas es CHIAPPE (cuadra 4 de Colmena) o un poco más allá KUDAN (frente al antiguo cine Le Paris) y sus riquísimos pasteles o la cafetería MARIO (esquina de Colmena y Tacna) lugar de encuentro y conversación de tanto limeño de antaño.
Otras panaderías que no deben ser olvidadas son ROVEGNO (esquina de Wilson y Colmena); Solari (esquina de Quilca y Camaná), la Panadería Suizo Peruana (en la avenida Tacna) y la clásica LA VIRREYNA (en la cuadra cuatro del Jirón Huallaga).
No son las únicas seguro pero son las que mi memoria recuerda, a las que sumo las aún existentes (gracias a Dios y al trabajo de sus propietarios y empleados) como la Panadería SAN MARTIN (en el Portal Zela de la Plaza San Martín) con su inigualable Turrón de Doña Pepay sus panes dulces; la PANADERIA LOS HUERFANOS (esquina de Azángaro y Puno) con sus karamandukas, panes dulces y pastas frescas y las bodegas transformadas en cafeterías-restaurantes como las tradicionales CARBONE (esquina de Huancavelica y Caylloma), CORDANO (esquina de Ancash y Carabaya) y QUEIROLO (esquina de Camaná y Quilca).
La panificación, pastelería y la elaboración de pastas siempre estuvieron asociadas a empresarios italianos o de origen italiano, quienes trajeron sus conocimientos y experiencia con la inmigración de los siglo XIX y XX. La tradición se mantiene aunque a ellos se han sumado otros empresarios de diversos orígenes y tradiciones. Recordemos que el Perú tiene lugares con historia panadera como Oropesa en el Cusco y tradicionales panes como los chutas de Ayacucho, los taparacos de Abancay, los panes de Huaraz y del Centro del País.
El pan nuestro de cada día nos acompaña desde temprano en el desayuno, aún en el almuerzo y como no en la hora del lonchecito. No podemos imaginar un día sin un crocante pan francés, ciabatta, integral o baguete.
Ya lo saben. Si están de paso, les recomendamos que se den una vuelta por el Centro Histórico, LOS HUERFANOS y SAN MARTIN los esperan.
* Publicado originalmente en el blog www.ecoaventuravida.blogspot.com
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