Estas elecciones no solo serán las más anodinas sino las más impredecibles de todas las que he vivido. No obstante no dejan de ser importantes por la coyuntura.
Ante el desastroso gobierno (cero obras y resultados) y como colofón de un golpe contra el Orden Constitucional estamos en una coyuntura gravísima por las consecuencias en el corto y mediano plazo y ni qué decir en la viabilidad del Perú como Nación.
Una campaña intensa de odio y mentiras y por qué no decirlo la incapacidad de la clase política nos ha llevado a una encrucijada terrible. No se pudo revertir los ataques de un gobierno que lo único que puede mostrar es haber contribuído a sembrar la desesperanza en la ciudadanía. Se espera como consecuencia de ello, un ausentismo mayor que las últimas elecciones del 2016 (20%) y una última encuesta "seria" habla de un 43 % de votos nulos y blancos.
Entonces, de los votos que podrían considerarse válidos, descontando obviamente los que no vayan a votar (46% del total), solo el 28% (13% del total) de los votos se sabe a qué lista irían.
Amen del margen de error y el nivel de representación de la muestra de la citada encuesta (dato siempre no mencionado por alguna razón); es preocupante que alguien nos muestre presuntos resultados, a todos luces dudosos.
Los números serán los que finalmente hablen y esperamos que sean expresión de la voluntad popular y que la exhortación del Presidente sea sincera en el sentido de votar con responsabilidad. No le podemos entregar el Perú a los violentistas, aberrantes y enemigos de la Patria.
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