Volver a recordar los años del velascato y de la hiperinflación nos permite tener presente lo qué implica una economía estatista. Pan para hoy, hambre para mañana o quizás para horas después.
Los subsidios, la prohibición de importaciones, los precios controlados y altos aranceles solo dan vida a un mercado negro y a la temida inflación, que vivimos los que tenemos 45 años o más. Los jóvenes de hoy no conocen lo que fue la carne de res "corte único", el pan "popular", la leche "ENCI" y la azúcar y arroz a granel (hoy en día nadie los compraria).
Hay ignorantes o babosos que dicen que no ha habido resultados en los últimos 30 años. Gracias a los TLCs, la agroindustria creció y exportó a medio mundo y el mercado interno fue proveido en productos inalcanzables años atrás. Piquillos, espárragos, champiñones, uvas Globe, arándanos, diversas variedades de paltas y tantos otros productos que llegan hoy a las mesas de muchos peruanos.
Hoy frente a la crisis ha vuelto la solidaridad expresada en ollas comunes y comedores populares. Las Iglesias y privados respondieron pero ¿dónde están las oeneges comunistas? Solo sirven para vivir del Estado. Lo han hecho desde hace 20 años a través de asesorías y consultorías inservibles. Y encima tienen el cuajo de reclamar contra "un estado fallido".
La solución está no en entrega de bonos o cartillas de racionamiento. Saldremos de esta situación con inversión privada, con un Estado eficiente, con trabajo, con Democracia y libertad. El comunismo traerá hambre, miseria y esclavitud. Sino que lo digan los cubanos y venezolanos. El Perú no merece ese destino. Los peruanos no podemos buscar la comida en la basura o volver a comer nicovita.
Los peruanos queremos seguir comiendo Pollo a la Brasa pero en libertad. Como diria el gran Haya de la Torre, PAN CON LIBERTAD.
No al comunismo¡
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