miércoles, 6 de abril de 2022

SIN MARCHA ATRAS

La violenta represión contra los manifestantes en el Centro de Lima es una muestra de la desintegración de un Estado que ya no no representa a la ciudadanía. 

El pretexto de que "se recibe órdenes" no tiene justificación alguna. Los mandos no tienen por qué obedecer a un Presidente ilegítimo. Una policía que no puede dar seguridad tendrá que ser parte de una refundación total de la República.

Miles de peruanos se enfrentaron a un desgobierno corrupto e incapaz que ha tenido como aliado -no inesperado por cierto-  a un Congreso totalmente desligado de la realidad. Pocos miembros de ese Congreso han dado la talla; sin embargo la mayoría de ellos encabezados por una Presidente timorata y sin brújula ya debe poner punto final a este desgobierno. 

La marcha de ayer no fue encabezada por ningún político conocido sino por colectivos que han venido luchando sin ningún interés que el salvar al Perú y han sido la vanguardia de una gran mayoría no partidarizada. No obstante volvieron a estar los infiltrados violentistas de siempre, enviados sabe Dios por quiénes.

La reunión entre el comunista Castillo y algunos ministros con un grupo de congresistas no sirve ya para nada. Lo único que les queda es organizar el cierre de una dramática etapa de la vida republicana. Ya no representan a ninguno de los que marcharon ayer cuyo número no deja de sorprender.

Ya no es hora de plantear amagos de "soluciones". Ya el tiempo se les acabó. Cómo se muestra al final de cualquier juego en línea, "Game over".

Cuando el incapaz Castillo pensó que iba a someter a los peruanos con una inconstitucional medida (confinamiento por 22 horas); el pueblo se levantó y no solo salió a rechazar la medida sino la exigencia pasa por "el que se vayan todos, incluyendo la socia de Castillo, Dina Boluarte. ¿Quién deberá encabezar la transición? Por cierto no la congresista Alva, quien ha demostrado una falta total de capacidad de líder democrática. 

¿Qué pasará en las próximas horas? Quienes se oponen al proyecto castrochavista son desde hace tiempo la mayoría de la población. Quizás despertemos mañana con un país en protesta generalizada y Castillo tendrá tres alternativas. Se aferra al sillón de Pizarro y termina como uno de los Gutiérrez; renuncia y huye o cae y termina en la cárcel junto con sus cómplices. 

Será necesario interlocutores válidos que conduzcan al Perú a un mejor destino. Ellos no podrán ser quienes desde hace 22 años gobiernan sin haber ganado una elección  (los caviares) y menos los que han sido cómplices y tontos útiles de aquellos que desde el ollantanadinismo han llevado al Perú al presente descalabro.


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