Ayer después de tiempo pasé por el Parque de los Bomberos. Para mí sorpresa, lo vi más verde, más arreglado.
En uno de sus espacios estaba Marcial Laura con su rastrillo trabajando. Me acerqué y le felicité por su laboriosidad. "Me levanta la moral escucharle", me respondió con humildad.
Conversamos brevemente y me contó que había nacido en Lircay, Huancavelica. "Hago este trabajo como si cultivara mi chacra", me dijo Marcial.
Qué lección de amor y dedicación al trabajo me dió este señor. Cómo aprendieran tanto burócrata "dorado" de este trabajador de la Municipalidad de Lince, quien pese a un magro sueldo dedica su mejor trabajo para mantener estas áreas verdes.
El día que esos burócratas sepan que son servidores públicos quizás entiendan que no están en el puesto jugósamente remunerado para "buscar la suya" sino para servir a la comunidad.
He estado en tres oportunidades en el Estado y muchos de los vicios que tanto se critican han perdurado en el tiempo. Hoy que se habla de "un Perú olvidado", a cuántos de ellos debemos pedirles cuentas; desde Presidentes hasta funcionarios de menor nivel. El amiguismo y carnet político han sido "la llave" con la que han ingresado al Estado incapaces y corruptos.
Reconocemos que los profesionales preparados deben ser bien remunerados pero a ellos debemos también exigirles resultados. Basta de tanta prebenda. El Perú de hoy exige AUSTERIDAD Y EFICIENCIA.
El Estado debe tener un staff de profesionales más allá de los vaivenes políticos pero que trabaje en beneficio de la ciudadanía y no de sus bolsillos e intereses.
Cuántos Marcial Laura necesitamos hoy en día.
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