Tras cuatro semanas de un nuevo Congreso poco podemos resaltar de él. Nada ha cambiado. Esta importante institución en vez de mejorar, camina como el cangrejo.
La ciudadanía esperaba mucho más de los 130 congresistas electos. Desafortunádamente no es el contrapeso eficiente al proyecto comunista que debería haber sido.
No hay una agenda de prioridades en lo sustantivo y en lo adjetivo siguen procedimientos anquilosados como la elección de la presidencia de Comisiones Ordinarias. Para el Congreso las urgencias no existen y recién anteayer se terminaron de instalar las mencionadas Comisiones.
El Congreso sigue siendo la tortuga que avanza a paso lento mientras el Peru está paralizado por la incertidumbre.
Por lo escuchado y visto, pocos son los que en estos días han respondido a las expectativas tanto de sus electores como de la ciudadanía en general. Intervenciones pobrísimas en fondo y forma. ¿Hasta cuándo tendremos que seguir aguantando a gente que ni siquiera sabe expresarse con propiedad?
¿Hasta cuándo se permitirá el transfuguismo? ¿Hasta cuándo tendremos a gente "inteligente" dejarse llevar por la complicidad en vez de obrar con decisión a la hora de frenar a los filosenderistas?
Dentro de unos días el gabinete Bellido irá a pedir el voto de confianza. Evidentemente no tendría por qué recibirla. Un gabinete de cuestionados e incapaces debería recibir una negativa firme pero lo más probable que reciba "el visto y bueno" de quienes más están pensando en cobrar "su agosto".
Ya es hora de una verdadera Reforma Política. No al voto preferencial; que los propios partidos políticos se responsabilicen por quienes eligen. Basta de iletrados; la valla para ser electo debe ser tan alta como cuando se contrata a un gerente de primera línea. El Perú no está para "proesores" que no aprueban un simple examen de evaluación.
Sin embargo, y es pertinente decirlo, hay entre los 130 quienes sí se merecen su curul y están preparados para representar a la ciudadanía. Son pocos pero son. Ojalá que estos pocos logren explicar a la ciudadanía que no son "obstruccionistas" sino patriotas que buscan enfrentar a los herederos ideológicos del senderismo y los martacos.
Esperemos qué sucederá este 26 de agosto y si el Congreso estará a la altura de las circunstancias. Si no fuera así; será momento de exigir "que se vayan todos".
No será primera vez que tengamos que decir " borrón y cuenta nueva". Aprendamos de la Historia reciente. El 2018 debió haber nuevas elecciones pero no tuvieron la grandeza para renunciar a un mandato. Si hubiera sido así no hubiera habido el vizcarrismo ni 200 mil peruanos hubieran muerto por la pandemia.
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