Cuando pensábamos que nadie alzaría la voz y hablaría con dignidad, ayer tomamos conocimiento de lo dicho por el ahora Vicealmirante en retiro Jorge Millones Gonzales, saliente Comandante de Operaciones del Pacífico. No se calló ante la arremetida comunista y fiel al ejemplo del Almirante Miguel Grau dijo que no reconocía "otro caudillo que la Constitución".
Si bien en su discurso de despedida reivindica la lucha antiterrorista, son pocos los que lo han hecho desde el retiro. Incluso un gran número de ellos han sido perseguidos, juzgados e incluso condenados por haber actuado, pero pocos camaradas de armas han hablado públicamente. Dos casos símbolos son el debelamiento del motín de El Frontón y la Operación Chavín de Huantar. Cierto que ha habido pronunciamientos escritos de ex Comandantes Generales y Jefes de Comando Conjunto, pero ello no es suficiente. Se requiere algo más, la participación activa de ellos y de la Asociación de Generales y Almirantes (ADOGEN) así como de la Policía.¿O esperarán sentados que les arrebaten sus hospitales y pensiones?
Las relaciones entre los militares y la civilidad siempre han tenido aristas e incomprensiones. Hoy la ciudadanía le reclama a los militares que luchen contra el enemigo interno (comunismo) y el externo (Foro de Sao Paulo y Grupo de Puebla); sin embargo algunos voceros oficiosos de los militares dicen -como pretexto- que éstos no actúan porque mañana más tarde serán perseguidos y abandonados a su suerte como en el pasado reciente Algo de verdad tienen esas afirmaciones pero les recordamos que a lo largo de la Historia hay innumerables casos de sacrificios sin reclamos ni condicionamientos.
En la historia reciente, últimos 60 años, los militares han actuado en la vida política en los golpes de estado de 1962 y el recambio de 1963; en 1968, inició del Velascato y el contragolpe de 1975 así como apoyando el 5 de abril de 1992, el ilegal cierre del Congreso por parte del vizcarrismo corruptos y no hicieron nada para frenar la algarada comunista que terminó en la renuncia del Presidente Accesitario Manuel Merino de Lama en el 2020. En todos esos casos y sobre todo en los dos últimos la cúpula militar se alineó con la ilegalidad y no funcionó "la no deliberancia". Incluso el hasta hace poco supérstite Jefe del Comando Conjunto, General Astudillo, dió su apoyo implícito al vizcarrismo y al caviaraje . Sin embargo, hoy que la Historia exigía una actitud valiente y en defensa de la Democracia, apeló a la renuncia fácil. Se puso de costado quizás haciendo caso a lo que algunos sostienen. "Es problema de los civiles. Que lo arreglen ellos"; como si el caos que podríamos vivir no será el mismo que les toque vivir a él o si el litro de aceite no costará para todos 20 soles.
El olvido no es pretexto para darle la espalda al Perú. Salvo pocos casos ha habido incluso defensa de sus intereses por parte de los mismos militares y policias. Pocos gestos como los de los generales Videla y Pinochet que salieron en defensa de sus Instituciones o del propio nieto de Pinochet quien en el sepelio de su abuelo le reivindicó aún a costa de su promisoria carrera (era Capitán del Ejército), siendo dado de baja por ello.
Cabe señalar que los sacrificios de cientos de militares y policias , incluso a costa de su vida, tuvieron un correlato en los sacrificios de civiles, autoridades políticas y líderes ciudadanos como María Elena Moyano, Pascuala Rosado, Pedro Huillca, 1214 miembros del Partido Aprista y tantos casos más, ejemplos de sacrificio por el Perú; como lo fueron en la Guerra de la Independencia (José Olaya, un pescador) y con Chile (los defensores de Lina, los montoneros del Mariscal Cáceres e incluso Grau y Bolognesi que ya estaban en el retiro).
La defensa de la Patria no ha sido solo por parte de militares o civiles. Hoy el tan mentado (en los 70s) binomio Pueblo-Fuerza Armada debe volver a ser realidad como lo fue de nuevo en el fenómeno climático de 2017 o en la reciente pandemia.
"El problema no es solo de los civiles" y la defensa del Orden Constitucional y la Democracia no es solo tarea de los militares.
La Patria no pide sacrificios, los exige. Basta ya de anteponer intereses mezquinos y menos de gestos cobardes que derivan en "cuadrarse" o negociar con los herederos del terrorismo comunista.
Si el 5 de junio de 1880 no hubiera estado el epónimo Bolognesi sino Gómez de la Torre, Astudillo o Vizcarra, la plaza de Arica hubiera sido rendida incondicionalmente y ese hecho sería un hecho oscuro y ruin en nuestra Historia y no el acto heroico que fue el 7 de junio, hecho que dio origen al "Juramento del 7 de junio" que es repetido con gritos broncos pero con nulos hechos concretos. Lastimósamente el Coronel Bolognesi y los bravos de Arica hoy no tienen herederos más sí el Coronel Carlos Agustín Belaunde
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